El señor Evo Morales, presidente de Bolivia, organizó un referéndum para reformar la constitución en su propio interés y su pueblo le dijo no por una diferencia de 2,6 puntos (No 51,30%. Sí 48,70%). El señor Evo Morales cuando conoció el veredicto de la consulta se apresuró a afirmar: “Respetamos los resultados, es parte de la democracia” y renunció a su proyecto sin más historias ni resentimientos.
El señor Mas, presidente en su momento de Catalunya, disolvió el Parlament y montó exclusivamente las elecciones del 27-S-15 para que actuaran a modo de plebiscito y lo perdió por una diferencia de 4,44 puntos (No 52,22. Sí 47,78). La derrota le supuso abandonar el cargo, pero, esa nimiedad no ha sido suficiente para que su sucesor respete la voluntad plebiscitaria del pueblo y desista de seguir taladrando el sistema para dar forma a una segregación que, además de estar deslegitimada por el ordenamiento jurídico, lo está por obra y gracia del derecho de sufragio.
Bolivia, país catalogado entre los denominados del tercer mundo, ha dado una lección magistral de democracia a Catalunya, región del primer mundo que debería sentirse feliz y contenta porque en el tercer mundo impere la democracia y, a la vez, avergonzada por haberse constituido en exponente de que en el primer mundo todavía aparezcan lagunas democráticas.
Catalunya se presenta como un ente territorial que altera el efecto colateral de unos comicios (efecto otorgado por su propio convocante) y continúa sin enterarse que aquel que desconecta de las reglas del juego y va a su aire, o es expulsado del campo o hace el ridículo por no conocer el reglamento. Con semejante imagen previa, poco interés o mucha polémica habrá suscitado entre sus destinatarios la carta enviada a los embajadores en Madrid firmada por el señor Romeva en calidad de “ministro”. Es triste que la condición de conseller tenga que camuflarse con un tratamiento que ni los catalanes ni l’Estatut reconocen para los miembros del govern de la Generalitat.
Al señor Evo Morales el rechazo a su propuesta le ha servido para reorientar las estrategias políticas que han de llevarle a conseguir el objetivo de mejorar la calidad de vida de los bolivianos. A los separatistas catalanes la victoria del no les ha servido para manifestar su talante y que nadie tenga ninguna duda del mismo: si no queréis caldo, tres tazas. Lo suyo es un reto, un desafío a la mayoría.
M. Riera