El juez que ha usurpado funciones constituyentes, ha concluido su obra literaria de ficción. Promete ser un best-seller. Parece que se han redactado tres constituciones más, los catalanes no podrán quejarse por falta de constituciones, ya son cuatro. Los independentistas ni para redactar la constitución se ponen de acuerdo, cada uno va a la suya e intenta colgarse sus particulares medallas e ignoran por completo lo que en democracia se conoce como los representantes electos del pueblo soberano. Sólo estos tienen legitimidad para redactar una constitución previas elecciones constituyentes, todo lo demás es una burda farsa que ridiculiza a Catalunya ante el mundo y la presenta como una entidad territorial que no se ha enterado de los procedimientos más básicos del Estado de Derecho. Por dignidad, la autoridad competente debería oponerse a que esos simulacros de constitución fueran divulgados. Los indicios apuntan a que el juez ha copiado la suya de la que utilizaba la extinta República Democrática Alemana y que dio lugar a la construcción del tristemente famoso muro de Berlín. Es un escarnio a la libertad, en ella sólo se da opción a seguir siendo español y europeo a los catalanes que “tengan raíces en otras partes de España”, los demás han de quedar sometidos en contra de su voluntad a la nacionalidad catalana y renunciar implícitamente a la europea, aunque, no queda nada claro que significa eso de “las raíces en otra parte de España”: el hecho de ser ahora español ya concede raíces, profundas para mayor concreción, en España y no en otra parte de ella, sino en toda España y, por extensión, en la UE. La constitución del juez, asimismo, no dota de ejército a Catalunya ignorando que el ejército es el garante de la soberanía de cualquier Estado que se precie y, asegura, que esa carencia podría suplirse firmando un acuerdo con la OTAN. El hombre desconoce que la OTAN se nutre de las fuerzas armadas de los distintos Estados miembro. El presupuesto del ejército catalán se destinaría a “sanidad, cultura y dependencia social” ¡Santa inocencia! Está claro, los separatistas se lo montan todo a la medida de sus ensoñaciones. Son como niños.
M. Riera