roberto

Tengo por costumbre poner el título cuando acabo el artículo, pero toda norma tiene su excepción. Hoy lo he escrito de entrada, porque esta noche me ha atrapado…

El pasado miércoles, antes del Je Sui Charly, el director Jordi Abayá me llamó para decirme que se había muerto el primer director y fundador de El Vallés, Claudio Colomer. Me pidió que escribiera una Necrológica porque yo lo conocía bien. Le respondí con una nota biográfica, y le dije que me reservaba la Necro para esta Carta del Domingo. Es lo que pensaba hacer cuando me he sentado en el estudio, pero ha irrumpido en mi cabeza los terroristas franceses y han matado mi idea inicial, que a lo mejor resucito en la próxima Carta del Domingo. No lo sé.

Que nadie se me asuste: voy a defender el Islam, no a los enfermos mentales ni a los yihadistas, sinónimo de terroristas.

Ahora estamos en el año 1393 de la hégira, que es la huida de Mahoma de La Meca a Medina, y que inicia el calendario musulmán.

¿A finales del siglo XIV qué abríamos hecho los cristianos si unos herejes hubieran hecho una caricatura burlesca de Cristo? Hubiera sido un anatema merecedor de la hoguera al impío infiel…

Afortunadamente, los cristianos nos hemos civilizado, pero la historia nos enseña que hemos tenido muchos talibanes en nombre de la Cruz. ¿Acaso no fueron eso las ocho Cruzadas del Medievo?

No es la religión sino la locura humana la que engendra estos monstruos.

La Historia dirá que el nuevo milenio no empezó el uno de enero de 2001, sino el desgraciado 11-S de aquel año. Esa guerra declarada a Occidente está dando estos frutos de terror…

Recuerdo, poco tiempo antes de aquel fatídico 11-S, que el alcalde Francisco Martos me decía que no le preocupaban los marroquíes que iban los viernes a rezar al almacén Mezquita de Canovelles, sino que quienes le preocupaban eran los que no iban. Aquellos intentaban guardar los preceptos y las enseñanzas de Mahoma, estos no.

Los traficantes al detall y facinerosos no estaban entre los creyentes, sino en los otros…

Los terroristas argelino franceses protagonistas de estos Tres días de Enero hace diez años ni siquiera eran creyentes…

El nuevo milenio, tras el 11-S, ha irrumpido un nuevo monstruo que desgraciadamente va a acompañarnos de por vida.

No es la religión ni los árabes, sino la maldad disfrazada de moro.

Roberto Giménez

 

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