‘Contra más conozco a los hombres más quiero a los animales’ es un frase para enmarcar que me dijo mi hija, Raquel, hace muchos años. Ese amor lo tuvo desde la carta astral que le hizo Dolors, una antigua compañera de la Revista del Vallès.
Yo no lo tenía, pero ella me aficiono, y hace veinte años inventé una sección de Perros abandonados en busca de adopción en la que cada semana publicaba tres perros abandonados que los debe un policía urbano de un pueblo cercano, l’Ametlla del Vallès. Un día el policía local me dijo que habíamos adoptado a mil perros abandonados eso no pasa en Alemania.
La sección publicaba tres fotos que me los enviaba el propio policía agradecido, las fotos me las enviaba él con indicaciones de sexo. Edad y carácter. Mi hija era la sección favorita que le hizo ilusión cuando le comenté que el guardia me dijo que había adoptado a mil perros.
Un día me vino a ver un conocido que le habían robado un perro tan pequeño como el mío, Jenny, era macho y mi perra le gustó a mi conocido porque jugaban en el parque municipal, todos los días la sacaba a pasear cuando llevaba al Salvador Espriu a mis hijos. Me dijo que quería preñar a la mía, yo dije que no. Me dijo que nos podían pagar mucha plata…
Vino al Vallès cabreado para decirme un miserable le había robado su perrito. Cada día entraba en la Fonda para desayunar ataba al perro en una farola de la carretera pero al salir no estaba. Me pidió con un se busca. Se compensará con 100.000 pesetas ladrón. El anuncio salió publicado el viernes y ese día el ladrón apareció con el perro queriendo cobrar la recompensa. El amo le hizo una foto y le dijo que le denunciaría. El ladrón se dio a la fuga…
Roberto Giménez