La elección de Salvador Illa como candidato a la Generalitat por el PSC significa un cambio radical en el enfoque electoral. Una elección que a algunos no nos ha venido de nuevo y lo hemos comentado desde hace meses. Cataluña necesita un cambio radical político. Llevamos demasiados años con el invento de Artur Mas. Llevamos demasiados años con fragmentación social. Llevamos demasiados años con las administraciones aletargadas. Llevamos demasiados años sin que se piense en otra cosa a parte de la independencia. Llevamos demasiados años de vivir diariamente en el caos.
Al conocerse la noticia lo único importante, para muchos medios es que 24 horas antes había asegurado que Miguel Iceta sería el candidato. Eso no es noticia. También todas las teorías respecto a dejar el cargo de ministro, jugar con la pandemia, que no tiene talla de candidato, y un sinfín de comentarios vistos desde un punto de vista alejado de la realidad.
Si nos acercamos a la realidad la noticia es que todas las formaciones se pusieron nerviosas. No hubo nadie que diera la bienvenida a un nuevo candidato. Al contrario, halagos pocos y muchas descalificaciones. Esto significa que el PSC ayer no ganó la guerra con Salvador Illa, pero sí la primera batalla electoral.
Y es que la campaña ahora ha cambiado. Hasta hace pocos días la mayoría de las opiniones reflejadas en la prensa vinculaban las elecciones en otro mano a mano entre ERC y JxCat. Las CUP salieron el otro día lanzando la idea de entrar en el gobierno para planificar un referéndum. Ahora todo ha cambiado. El perdedor, antes de empezar, es JxCat. Un partido demasiado partido y con numerosos satélites que se robaran entre ellos los votos electorales. Esta debilidad la pagaran en las urnas. También perderán votantes a favor del PSC. Y es que hay votantes vinculados a la antigua Convergència que no les temblara la mano en el momento de votar a Salvador Illa.
El otro perdedor será Ciudadanos. No sólo por la marcha de Lorena Roldán, que es una anécdota. Debemos recordar que este partido se fundó por antiguos afiliados al PSC contrarios a la política llevada a cabo por Pasqual Maragall. Ciudadanos, vinculado a la línea liberal, no ha sabido encontrar su camino. Se apostó fuerte -sobre todo en las redes sociales- durante las últimas elecciones para que ganaran las elecciones. Se consiguió y lo único que supieron hacer es “una espantá”. Ese voto insatisfecho por las desbandadas de los últimos tiempos volverá a su origen. De ahí las declaraciones del candidato Carlos Carrizosa.
La importancia de esta elección radica en que el panorama electoral catalán se centrará en dos partidos. Por un lado ERC y por el otro PSC. Para plantarle cara al independentismo que ha impuesto su pensamiento único durante los últimos años, se necesita un partido fuerte y que sepa gestionar. Con los actuales 17 que tiene hoy en día el PSC poco se puede hacer. Para plantarle cara necesita conseguir 30 escaños. Y ese es el reto. Arrancar votos e ir sumando para conseguir que haya dos grandes fuerzas en el Parlament. Y esta vez que no se les caigan los anillos -como le pasó a Arrimadas- en el momento de dar un paso adelante.
Ese paso adelante es fundamental. Nos enfrentamos a un cara a cara entre Pere Aragonés y Salvador Illa. Los cinéfilos podrían titular estas elecciones como “Duelo de titanes”. Hay una desventaja. Illa -se puede estar más o menos de acuerdo- se presenta como una persona que sabe gestionar y con experiencia política. Lo han tildado de “el fontanero del PSC”. Esto es un alago. Pues bien, el “fontanero” ha dado un paso al frente. Por su parte Aragonés tiene cualidades, pero no experiencia. A pesar de todo no deja de ser la sombra de Oriol Junqueras. Sin embargo, les falta poder de gestión.
Ahora no es el momento de hablar de futuros pactos postelectorales. No debemos jugar esta partida. Sin resultados ningún pronóstico será acertado. Ahora es el momento de luchar por una campaña electoral que será rara como consecuencia del Covid-19. El llamado Constitucionalismo, por primera vez, puede desbancar al independentismo. Cataluña necesita cambiar de rumbo. Cataluña debe volver a la normalidad y reactivar su economía. Se ha de salir de un abismo sin fin. ¿La mejor solución es Salvador Illa? Aquellos que estén cansados del devenir diario que se vive en Cataluña debe hacerse esta pregunta. Algún día se ha de acabar con todo esto y volver a la normalidad. Quizás ha llegado la hora de votar con la cabeza y no con el corazón. Cataluña no se puede permitir seguir deteriorándose más. El principio del fin tiene fecha: 14 de febrero de 2021.
César Alcalá