César Alcalá

Se supone que antes de Cristóbal Colón, vikingos, japoneses y templarios llegaron a las costa de América. No hay constancia de ello. La grandeza de Colón no fue descubrir América, sino dejar testimonio de su viaje. Un caso que no era único pues, antes de él, Marco Polo dictó sus viajes a la tierra de Kublai Kan. Así pues, Colón al dejar constancia de lo ocurrido con anterioridad y posterioridad al 12 de octubre de 1492 pasó a formar parte de la historia. Luego dos viajeros como Magallanes y Juan Sebastián Elcano remataron la aventura que, en su momento, estaba dispuesto Colón a realizar. Por no hablar del grupo de japoneses que llegaron a Coria del Río, pero esto es otra historia. ¿Por qué hablamos de Colón?

Aprovechando las manifestaciones antirracistas, como consecuencia de la muerte de George Floyd, Jéssica Albiach -de los Comunes- ha comentado que “el 12 de octubre no tenemos nada que celebrar”. Añadiendo que “el reconocimiento hacia una figura que hizo posible la colonización de unos territorio con el genocidio que generó allí mismo, a mí, tampoco me representa, como Felipe VI”.

Si nos ponemos estupendos tendríamos que renegar de todo y de todos. Desde la prehistoria hasta la colonización de Crimea por parte de Rusia. Todas las civilizaciones han sido conquistadoras o han sido conquistadas. Y la esclavización, genocidio y opresión ha formado parte del devenir diario de estos pueblos y civilizaciones. Atacar a Colón esta vinculado, como no, al odio de algunos con todo aquello que representa España. Y, como no, a la monarquía. España es un país genocida, Cataluña no. España es un país racista, Cataluña no. Todo lo malo se lo achacan al “país vecino” porque ellos son unos angelitos.

Pues no. La Corona de Aragón también fue conquistadora y todo lo que deriva. Pero no nos vayamos tan lejos. El racismo forma parte del “fet diferencial” de aquellos que piensan que todo lo malo es atribuible a España y lo bueno a Cataluña. Este racismo lo defiende la señora Albiach, pues en su ser está el pensamiento de aquellos que buscan la independencia. Porque no nos engañemos, este sector de los Comunes es tan independentista como ERC. Con respecto al racismo leamos tres ejemplos interesantes.

Valentí Almirall: “España se ha ido empequeñeciendo desde que las circunstancias hicieron que la raza menos pensadora e ilustrada de la Península fuera la que dominara”.

Pompeyo Gener Babot: “la atmósfera de Madrid es pobre en helio y argón; y en sus aguas faltan el krypton, el neón y el xenón, por lo cual tendría que dejar de ser la capital de España”. No somos separatistas. Marcharemos mirando hacia adelante, hacia Europa, en todo caso, los separatistas serán los que se queden atrás, mirando hacia África. Eso sí, conocemos los catalanes que somos Arios europeos y que como hombres valemos más en el camino del Superhombre”.

Daniel Cardona i Civit: “dejando aparte honrosas y rarísimas excepciones, veremos que el individuo de sangre catalana-castellana es híbrido, infecundo, como no puede ser de otra manera”.

No hace muchos días en Barça TV un periodista, respecto a la vuelta del público a los estadios, afirmaba que esto no ocurriría. El motivo es que el Real Madrid tiene su estadio en obras y tendrían que jugar en Valdebebas. “Y ya sabemos quién manda”.

Más ejemplos los pueden leer en Constitucionalistas sin complejos, editorial Sekotia. Sigamos. Cada día los discursos políticos que tanto ciertos partidos como asociaciones civiles lanza para expresar su ideología tienen una clara connotación racista. Todos ellos han protestado y se han manifestado por la muerte de George Floyd, pero ninguno de ellos lo ha hecho por lo que piensan, opinan, escriben y dicen con respecto a un conflicto que lo tienen idealizado en sus cabezas. Vivimos en una sociedad, la catalana, en la que no se matan afroamericanos, pero si se discrimina a uno que es y se siente español. Contra este racismo nadie lucha, ni nadie protesta. Porque el racista nunca acepta que lo es. Son los demás los racistas. Y bajo esta dualidad convivimos sin que a nadie se le rajen las vestiduras

César Alcalá