La pandemia que estamos sufriendo del covid-19 ha demostrado la incompetencia de los políticos que dirigen la Generalitat de Catalunya. A nivel nacional también hay algunos que no hemos vuelto a ver desde enero, pero hoy este tema no toca y nos centraremos en un Govern incompetente para gobernar un país.
En el año 1955 se estrenó la película El quinteto de la muerte. Un grupo de delincuentes se hacen pasar por músicos mientras planean su próximo golpe. Interpretada por Alec Guinness, Peter Sellers y Cecil Parker, entre otros. Si no la han visto se la recomendó. En estos momentos de confinamiento reirán un rato. En Cataluña, desde que estalló la pandemia -y antes aunque no habían tenido tiempo de demostrar su nulidad política- también tenemos nuestro quinteto de la muerte. Este está formado por Quim Torra, Miquel Buch, Alba Vergés, Chakir El Homrani y Meritxell Budó. Personajes que han demostrado su ignorancia e indecencia política.
Meritxell Budó comenta que de ser Cataluña independiente no hubiera habido tantos muertos. En primer lugar es indecente jugar con las personas que han fallecido a favor de tu discurso. La señora Budó se olvida que, poco antes de estallar la pandemia, todos fueron en procesión mariana a Perpiñán a visitar a un fantasma que el covid-19 ha evaporado. Quizás alguno de los peregrinos era portador del virus. Pero esto no importa. El sentido de la historia es que Cataluña seria la “más mejor” de ser independiente. Esto es lo único que les importa. En cierta ocasión el emperador le dijo a Mozart que su ópera Cosi fan tutte le gustaba pero que le sobraban notas. Mozart le contestó: ¿Cuántas Majestad? La misma pregunta se la podríamos formular a Meritxell Budó: ¿Cuántos muertos menos, señora Budó?
El conseller Chakir El Homrani admitió públicamente que no estaban preparados para una crisis de la magnitud del coronavirus. La gestión llevada a cabo en las residencias catalanas, competencia de este conseller, han tenido que ser traspasadas a la Conselleria de Salut. Había cierta desconfianza con este conseller y teniendo en cuenta el elevado número de fallecidos en las residencias de la Tercera edad, se decidió apartarlo. Decía el conseller que no estaban preparados para esta crisis. Al conseller se le podría preguntas si él estaba preparado para ser conseller. Porque el desastre residencial, de vivir en un país normal, debería tener consecuencias.
La consellera Vergés también se ha cubierto de gloria. En febrero afirmó que en Cataluña no había ninguna alarma sanitaria, que tenían capacidad para detectar y tratar cualquier problema que pudiera surgir. Poco después sentenció que en “Cataluña tenemos casos importantes y, por lo tanto, esto significa que no hay transmisión local”. Sentenciando que “si yo en Semana Santa me muevo de Igualada y voy a dar una vuelta por Vilanova i la Geltrú, o por donde sea, no estoy comportando ningún riesgo. Aquí en Cataluña todavía no estamos en una zona de riesgo”. Por aquel entonces ya habían cerca de 600 muertos en Cataluña, pero no había riesgo. Y no existía porque el covid-19 español en Cataluña es “especial, diferente, que no tiene nada que ver con la situación que tenemos en el resto del país”. ¡Claro! El covid-19 mutó en Cataluña teniendo en cuenta el “fet diferencial” y vino vestido con la estelada. Esta consellera, que tanta gloria ha dado al esperpento, debería dimitir acabada la pandemia, aunque sea por vergüenza torera.
Estamos tan acostumbrados a las salidas de tono del conseller Miquel Buch, que ya no nos sorprende lo que pueda decir. Pero cuando se viene arriba es único. El conseller se molestó porque alguien -muy malo- se puso a contar las mascarillas y, conocedor de la historia, decidió enviar 1.714.000 mascarillas. “Así haremos cabrear a los catalanes”, debió pensar. Pensar así es estar enfermo. Esto le ha llevado a rechazar la ayuda de la UME, a que no instalen hospitales para atender a los enfermos. Y así tratando una pandemia que supera los 4.000 fallecidos en Cataluña.
Para ellos lo importante es soltar su eterno slogan de que quieren la autodeterminación, que Cataluña debe ser independiente, que no quieren nada de España… Y lo mejor es la frase de nuevo cuño. Si López Tena inventó el término “España nos roba”, el actual quinteto de la muerte afirma que “España nos mata”. El menosprecio de estos personajes ante un hecho que está afectando a todo el mundo es muy grave. El mundo sufre el covid-19, pero aquí lo sufrimos de otra manera, porque el nuestro es especial. Lo pero es que hay muchos hiperventilados que creen las mentiras y las dotes de ignorancia del quinteto. Y no sólo eso, las repiten y las hacen suyas. Y así nos va. Esperemos que el desconfinamiento nos lleve a una nueva situación política en Cataluña. Que vuelva el “seny”. Complicado lo veo porque a algunos les pone tener al frente del Govern a unos políticos como los que tenemos. ¡Una pena!
César Alcalá