
El día de la Constitución ha servido para conocer lo que ya está cocido y que tiene como protagonista el futuro político de Cataluña. El hecho es que todos los interlocutores coincidieron con lo mismo y, quizás estén equivocados y el tema no acabe así. Sin embargo, la realidad quizás no esté tan lejos y gran parte de ello se cumpla.
El primer tema es lo que se ha puesto de moda: problema político. Todos estaban de acuerdo con que existe un problema político en Cataluña, desde el momento que han involucrado a la sociedad. El tema catalán se cerrará políticamente. Dicho de otra manera, y que desarrollare posteriormente, se darán una serie de cosas, el independentismo -ERC- lo aceptará y el “problema” desaparecerá del vocabulario. Las aguas volverán a su cauce y aquí paz y ahí gloria.
Uno de los interlocutores afirma que los dirigentes del independentismo -ERC- saben perfectamente que la independencia es una utopía. Algo irrealizable, porque nunca la han buscado. A parte de los hiperventilados, los que dirigen el cotarro saben que han de salir de este agujero, sin el menor daño posible y con alguna ventaja. Esta pasa por concesiones políticas.
A lo cual uno pregunta: ¿y los hiperventilados, y aquella parte de la sociedad que se los han creído durante todo este tiempo? Una sonrisa inunda la cara de todos ellos. Los dirigentes del independentismo -ERC- deberán vender a sus votantes los resultados, diciendo que es lo mejor para el futuro de Cataluña. ¿Y los frustrados? Uno me contesta: “En una guerra, ¿verdad que hay muertos? Pues aquí habrán frustrados. Estamos hablando de un 15%. Son las consecuencias. Esto es lo que menos importa”. Se miraron entre ellos y asintieron. El engaño forma parte de la política y este es uno más. Así de fácil.
Y a partir de aquí el tema político se puso encima de la mesa. Una de las propuestas de ERC, dejando a parte el tema de los presos, que también, es el poder. Necesitan tenerlo, tocar cacho. Por eso se propone un nuevo tripartito en Cataluña de cara a las elecciones autonómicas. Esta vez gobernado por ERC con el apoyo de PSC y Comuns -o el nombre que surja de esta formación-. Con lo cual les puede vender a los suyos que están al frente de la Generalitat -con Aragonés al frente-, tranquilizan las aguas, no se pasan de la raya y mientras tanto la antigua Convergència se reestructura sacando fuera a Torra.
El problema, y ahí es donde sufren los de ERC, es que a Junqueras le den la inmunidad. Si este la tiene también Puigdemont. Todos están de acuerdo que lo necesario para Cataluña es hacer un reset. Empezar de nuevo sin lastres antiguos. Y Puigdemont es un gran lastre para todos. La preocupación por esta parte es muy grande. Los de ERC estarían dispuestos a que Europa le negara todo a Junqueras a cambio que Puigdemont no pudiera pasear libremente por cualquier parte e, incluso, ser nombrado president. Si esto no pasa y ERC llega a la presidencia de la Generalitat, ya se encargarán de cerrarle el grifo.
Y ahí viene el punto clave. Teniendo en cuenta que no se ha conseguido nada de lo que estuvieron vendiendo durante tiempo, la burbuja llamada ERC se deshinchará. Los actuales dirigentes saben que tienes 4 años para arreglarse el futuro y que, una vez transcurrido ese tiempo serán sustituidos por otra formación que representará la centralidad que ha gobernado Cataluña durante años. Antaño se conocía como Lliga, después como Convergència y dentro de un tiempo aún no lo sabemos.
Evidentemente esta acción provocará la perdida de votos en ERC. Un transvase a esta nueva formación. La realidad es que todos estos votantes nunca han sido militantes de ERC. Votaban a esta formación por el simple hecho de ser el original. Mientras que CiU se equivocó en su estrategia. Al fin y al cabo, comentan, el centro derecha burgués catalán es el que domina la economía y la sociedad catalana. Algunos de ellos militan en ERC, más por afecto que por convicción. Las bases quedarán decepcionadas pero, como que son jóvenes, ya evolucionaran y dejaran cualquier frustración atrás. Y los mayores, pues eso, son un mal menor.
Hace algunos años Eugeni d’Ors escribió: “El barroco no es un estilo histórico, sino un estilo de cultura, una permanente manifestación de vida humana, es una constante histórico, un eón, un noúmeno, no un fenómeno. Barroco es el elemento caótico del cosmos, el grito de la naturaleza desordenada, el movimiento de las pasiones. El espíritu barroco no sabe lo que quiere, se ríe de las exigencias del espíritu de contradicción. Comparado el eón clásico con el barroco, el clásico es al barroco lo que la razón es a la vida, la diastasa al alimento. El clasicismo es el mundo de las formas que piensan, el barroco, el de las formas que vuelan”. Estamos viviendo el final de un barroquismo llamado procés y nos adentramos en un clasicismo que ha de establecer un status quo que nunca se debió perder. Esperemos que lo explicado no sean conjeturas de un día de fiesta y se cumplan en breve. El tiempo nos dirá si estábamos o no equivocados.