
Soy gato viejo, y nada de la política sorprende. No soy de los que digo que todos los políticos son iguales porque en tiempos de turbulencias lo tramposos tienen ganancias que nunca hubieran sospechado en tiempos tranquilos…
Vivimos en tiempos de trampas por eso la política es tan peligrosa, pero menos que en los años cuarenta y cincuenta cuando los niños de la guerra no hablaban de política porque nos preservaban del mal, no sólo de la Guerra sino también de la Republica.
Hoy aquella República es añorada, por algunos, como si fuera la dicha. No lo fue, por eso es preciso conocerla para no caer en los mismos errores que nuestros abuelos, de derechas y de izquierdas. Nuestros padres eran sabios…
Mi generación de finales de los 50 y los 60 tuvimos poco, no tuvimos hambre, nos criamos en la calle pero conseguimos la democracia de la Constitución del 78 que ahora los indepes quieren lanzar al sumidero de la Historia. Están obnubilados, no sólo hablo de los separatas sino de todos los extremos, que se juntan…
Decía que soy gato viejo porque sé que en la política todo cambia, sólo los integristas de los extremos se creen en posesión, son como piedras, tengo por norma no discutir con adolescentes porque es una lucha perdida…
Ayer hablé con una vieja lectora que me recuerda a un adolescente, con ella no hablo de política porque no quiero perder nuestra amistad, es indepe pero es inteligente y sabe que sus hijos no la verán, pero me dijo que el lunes ERC no se tenía que sentar con el PSOE de Sánchez porque es el partido del 155. Los indepes ven el 155 como si fuera el 666, el número del diablo…
Ella me decía que ERC se abstendría, yo le dije que no. Que me leyera el artículo de hoy para entender lo que pasará la próxima semana.
Por supuesto que Oriol Junqueras prefiere que gobierne la trifulca de PSOE y UNIDAS PODEMOS más que el triunvirato entre PP, VOX y el moribundo CIUDADADANOS que el muerto ‘Albert Rivera, el Breve’ ha suicidado, como escribí en esta Revista y en CRONICA GLOBAL hace más de un mes.
ERC no se abstendrá porque su principal enemigo no está en los constitucionalistas sino en su acera: lo que no quiere Puigdemont es que ERC gane las catalanas que Torra convocará en el 2020.
La cosa no va de Independencia…