Roberto Giménez

La edición en papel del Vallès desapareció en junio de 2013 no sólo por falta de ingresos por la gran Depresión, tras setenta y tres años con más de tres mil ediciones semanales, casi el 40% mías, sino por una fatal decisión del último gerente Xavier Quer, un relaciones públicas pero que no servía para gerente.

Había sustituido a un buen gerente con un solo defecto mortal: permitió que Lluis Sitjes jr debiera ciento sesenta mil euros a la Revista, porque le pagaba la publicidad con seis meses de retraso, por lo tanto el Vallés se mantenía con los ingresos de las ventas, y fue consumiendo la despensa hasta quedarse sin reservas.

No estaba subvencionado por la Generalitat porque la institución autonómica sólo financiaba a la prensa publicada al 100% en catalán (Ni tenía un grupo empresarial detrás). De no ser así la prensa en catalán dormiría en el cementerio de las cabeceras de prensa, como el Vallès… De hecho, no hubiera salido del Osona porque la edición del Vallés Oriental siempre fue deficitaria… Incluso en los años 90, la época dorada de la prensa antes que apareciera Internet.

En el 2008 vi claro que las nuevas tecnología iban acabar con el papel, sólo resisten las librerías porque acariciar un libro es un ejercicio que no puede hacer un ipad…

Por eso desaparecen los kioscos…

Desde el 2008 el Vallés perdía ventas, no lectores, porque la Generalitat nos decía que teníamos una audiencia de setenta y dos mil cuando me fui en diciembre de 2012.

Desde que empezó la crisis cada año perdíamos una media de 10% por ejercicio, como toda la prensa nacional.

En los últimos seis meses, cuando ya no estaba, la Revista perdió al pulso porque el último presidente, Joan Catafal un hombre honesto, explicó a la televisión comarcal que había caído los ingresos un 42%. Conmigo hubiera cerrado un año después por esa losa de la deuda de Sitjes…

Xavier Quer, como no era amigo de Sitjes, no quiso cortar esa relación tóxica con el moroso que tenía la exclusividad de la Revista, que le permitía en trabajar vivir a cuerpo de rey.

Manel no se atrevió y permitió que Xavier hiciera de cirujano. Manel no quería hacer sangre. Manel fue un buen gestor con este pecado capital.

Xavier es buena persona, no quiso romper una vieja amistad y quiso ayudar a su hermano que se había quedado en el paro en ese terrible año…

 El segundo error que cometió es darle un sueldo de dos mil euros netos a su hermano, que como no tenía idea de gerencia contrató a una gestoría para que le llevará las cuentas.

Xavier la enterró.