César Alcalá

Estas pasadas elecciones municipales aún están dando que hablar. Y es que han servido para que la se pongo más de manifiesto que ERC y JxCat son como el agua y el aceite. Ya no solo ideológicamente, sino como estructura política. Mientras ERC es lo que hay, por mucho que rasques no encontrarás nada, JxCat guarda la vieja estructura de Convergència. Dicho de otra manera, es un partido que, aunque cambie de nombre y tenga dirigentes incalificables como Puigdemont y Torra, no desaparecerá. Forma parte de la estructura económica y social catalana. Es la evolución natural de la Lliga y, como tal, es un partido más que centenario. Por su parte, ERC siempre ha gobernado por casualidad. Los hizo Companys -apoyado por los sindicatos- y los hicieron durante el tripartit por despecho contra Convergència. Lo que ocurre ahora nunca se lo perdonará Artur Mas.

Mas es el gran culpable de lo que ocurre actualmente en Cataluña. Él es el culpable que ERC sea un partido con un poder que ni ellos mismos se creen. El pulso de Mas contra Rajoy ha supuesto que los independentistas se hicieran fuertes y pensaran que el futuro de Cataluña era suyo. Estaban muy equivocados. En política cabe todo, menos perder influencia. Hizo gracia el tema del independentismo y algunos pesos pesados de la burguesía catalana se apuntaron. Cuando sus empresas empezaron a temblar, inmediatamente dieron un paso atrás. Dos pilares de la economía catalana -Caixabank y Sabadell- se marcharon, como Aguas de Barcelona y otras empresas que zarandeaban aquello que se denomina seny.

Todos los consellers comarcals del Vallès Oriental

Y ha llegado el momento de desmontar este espejismo de poder que ha tenido ERC desde que se inició el procés. Las cabezas pensantes de JxCat -los antiguos convergentes- están hartos de unos pseudopolíticos que son poco operativos. Siempre consiguen sacarle partido a lo que los demás hacen. Y sobre todo a nivel municipal. Ahí han demostrado su inoperancia. La guinda ha sido perder Sant Cugat del Vallès y Figueras. ERC no ha respetado estos viejos feudos convergentes. Por lo cual, se ha puesto en marcha la maquinaria para liquidar a ERC.

Empezaron con la Diputación de Barcelona y están siguiendo con los Consells Comarcals. En la Diputación les están poniendo las cosas complicadas a los ayuntamientos de ERC. ¿Por qué? Muy fácil, ni PSC ni JxCat quieren mover un dedo a favor de los suyos para que luego se cuelguen las medallas ERC. Es natural. Lo mismo ocurrirá en los Consells Comarcals. Es cierto que ERC tiene bastantes ayuntamientos, pero sin el escaparate que da la Diputación y los Consells, de poco les sirve ese poder municipal. Con estas instituciones a su favor, tanto PSC como JxCat se están preparando para el asalto final.

Este será apartar -si los números dan- a ERC de la Generalitat de Catalunya. Es la hoja de ruta que la vieja Convergència pretende llevar a cabo como colofón a su reconquista de un poder perdido. No olvidemos que, aunque no aparezca, Jordi Pujol y sus más cercanos colaboradores aún mandan, y mucho, dentro de esta estructura. Intentaron un asalto al poder que les ha salido mal. Han sacrificado varias piezas, pero no las fundamentales. Estos tiene sustituto, los de Queralt no.

Y cuando ERC pierda su poder en la Generalitat, lo siguiente será romper los compromisos de gobierno en los municipios donde pactaron con JxCat. Si una cosa define a ERC es su mal perder. Y, claro, aquellos municipios en los cuales pueda seguir gobernando, lo harán. Ahora bien, hay muchos más que no lo podrán hacer. Por eso, si se convocan elecciones, seguiremos hablando de las elecciones municipales, pues estas tiene cuerda para largo.