César Alcalá

El resultado, a priori, del juicio del procés no será el que muchos desearían que fuera. Esto es, con toda probabilidad no serán condenados por rebelión. Esto ocurrirá por la dificultad para demostrar tal hecho, teniendo en cuenta el actual código penal. Lo que sí se producirá es una inhabilitación. En definitiva, tendrán una sentencia reducida de años que, con los que llevan, supondrá un tercer grado en poco tiempo y una inhabilitación muy larga o de por vida.

Esto defraudará a muchos, pero en el fondo es bueno. Actualmente los jueces están molestos por el hecho que la legislación ha quedado atrasada con respecto a los acontecimientos que se viven diariamente. Dicho de otra manera, aquello que muchos dicen “esto no había pasado nunca”, también pasa en la justicia.

El Tribunal Supremo tendrá que especificar toda una serie de delitos no tipificados, para un cambio legislativo del código penal. Estas tipificaciones supondrán un cambio específico en el funcionamiento de la justicia. Porque, claro, lo que ha ocurrido en Cataluña en los últimos años no está regulado jurídicamente. Desde los insultos a la policia, el lanzamiento de botes de polvo, actuaciones como los del 20S, actos que no son rebelión, pero si que son algo… En definitiva, quizás lo que ocurrió el 20S no fue rebelión, pero fue algo. Lo ocurrido con la proclamación de la república catalana tal vez no fue un golpe de estado, pero fue algo. Que los políticos no hagan caso a los jueces tal vez no se puede tipificar como desobediencia, tal vez es algo más. Y así podríamos seguir con otros ejemplos.

La conclusión del juicio al procés debe ser este. Que nadie puede realizar ciertos actos y quedar impune porque no está tipificado legislativamente. Y cabe suponer que el Tribunal Supremo, en su sentencia, lo explicará. Tal vez no nombre la palabra “rebelión”. Ahora bien, si le saca punta al lápiz tal vez considere que es un “asalto al estado de derecho” o un “pronunciamiento”, o cualquier otra definición que especifique bien lo ocurrido. Y como no tendrá una comparativa de años de prisión, esta vez no se aplicará. Pero eso no significa que no pueda hacerse la revisión que hemos dicho y, a partir de ella, si que quede tipificada.

Y esta nueva regulación debe servir para condenar los actos llevados a cabo por los políticos que se juzga actualmente, como los actos de los CDR. Todos aquellos actos no tipificados deben serlo y el juicio del procés deben pronunciarse al respecto.

El juicio también servirá para posibilitar un cambio político. ¿ Qué queremos decir? A día de hoy la llamada burguesía catalana y personas que no forman parte de ella, pero tienen poder, están a la espera. Muchos de ellos esperan que ERC gane las elecciones y gobiernen la Generalitat. Ese es el momento del gran cambio. Es la vuelta atrás.

ERC tiene muchas posibilidades de conseguir este propósito y las mismas posibilidades de fracasar en el intento. No es un partido de gobierno. No tiene estructura e incompetencia en sus cuadros ejecutivos. Es en ese momento en cual aparecerá un nuevo partido político. No nos engañemos, PDeCat, Junts o Crida es una formación o conjunto de formaciones que están amortizadas. Muchos de sus dirigentes también. Y no es una novedad que exista un partido catalanista, de centro y apoyado por la burguesía. Ya pasó con la Lliga de Prat de la Riba, la de Cambó y la primera Convergència de Pujol.

Cuando estos personajes durmientes actualmente se den cuenta de las posibilidades que tienen, creando un partido de centro derecha catalana, saldrán de la oscuridad y pondrán todos los recursos necesarios para que el partido obtenga el resultado deseado y amortice ERC. Sólo de esta manera volverá la estabilidad política a Cataluña.

Eso sí, todo esto pasa por el hecho que ERC gane unas elecciones y gobierne la Generalitat de Cataluña. A partir de este momento empezara un nuevo ciclo que, como los anteriores, tendrá fecha de caducidad. Eso sí, durante mucho tiempo no se volverá repetir lo vivido hasta ahora y no se harán experimentos, ni con gaseosa.

Por lo tanto, toda esta situación, a corto y largo plazo, tiene sus consecuencias positivas. Una es impedir que actos como los vividos se puedan volver a producir sin ser condenado por ello. Y el nacimiento de un nuevo partido vinculado a una tradición -que nunca ha sido independentista- apoyada por los de siempre. ERC perderá el peso específico que ahora tiene y volverá a su status natural. En definitiva, volveremos a la casilla de salida, pero con la casa un poco más ordenada.