César Alcalá

Se ha demostrado la impotencia de los independentistas desde el minuto uno de la marcha de los políticos encarcelados a las prisiones de Madrid, para ser juzgados por los actos inconstitucionales cometidos no sólo el 1 de octubre, sino los días 6 y 7 de septiembre y 27 de octubre de 2017. Porque algunos se olvidan de lo siguiente.

Los días 6 y 7 de septiembre de 2017 el Parlament de Catalunya aprobó la derrogación de la Constitución Española y el Estatut de Autonomia. En esa misma sesión se aprobó la llamada Ley de transitoriedad jurídica y fundacional de la república catalana. Esta ley tenía por objetivo garantizar la seguridad jurídica, así como la sucesión ordenada de las administraciones y la continuidad de los servicios públicos, durante el proceso de transición de Cataluña hacia el estado independiente de la república catalana.

El 27 de octubre de 2017 en el mismo Parlament de Catalunya el president de la Generalitat proclamó la república catalana, al declarar unilateralmente la independencia de Cataluña con respecto a España. Esta declaración fue suspendida por el Tribunal Constitucional el 31 de octubre de 2017. La proclamación fue aprobada por el Parlamento de Cataluña con la finalidad de llevar a efecto los resultados del referéndum por la independencia celebrado el 1 de octubre y establecer un estado propio.

Con lo cual se sobreentiende que no van a ser juzgados -como apuntan los independentistas- por su manera de pensar. Nadie, en un país democrático es juzgado por pensar diferente. Si fuera así todos los políticos estarían en la cárcel y también la sociedad civil. A uno se le encarcela por su pensamiento en Venezuela o Cuba, pero no es nuestro caso.

Y es aquí cuando empieza la impotencia. Porque uno puede creerse una mentira hasta cierto límite, pero llega un momento en el cual la realidad se antepone y te das cuenta que “la cosa iba en serio”. Y esta pasa por un juicio, que no será un paseo para los encausados, unas conclusiones y una sentencia quizás no sobredimensionada, pero si contraria al pensamiento independentista. Esto es: que no han hecho nada y que no son culpables. Hicieron y serán juzgado por ello.

Por eso el viernes la ANC -a la cual no le interesa que se acabe el procés porque dejará de ingresar mucho dinero y algunos se tendrán que poner a trabajar- ocupó la sede de la Comisión europea en Barcelona. Un organismo dependiente y que para ellos está lleno de significado, pero no para la Unión Europea. Me explicaré. Este órgano es una sucursal que representa a la Unión europea en Cataluña y Baleares. Hay sedes de estas en toda España. ¿Llegará a la Unión Europea la toma de esta sede? Posiblemente si, pero será un murmullo. Como dijo Trajani, el problema catalán es un tema interno español y lo del viernes una anécdota.

Acto seguido salió Puigdemont diciendo que nunca se olvidaría de la cobardía de Europa con la causa que el encabeza. Lo cierto es que a Europa le importa muy poco el presidente errante y los aquelarres que pueda organizar. Es una pieza insignificante dentro del entramado europeo. Él nunca se olvidará. En breve Europa y muchos catalanes se habrán olvidado de él.

A pocos días de iniciarse el juicio hay dos factores a tener en cuenta. Es el principio de un fin. La política tal y como la habían entendido los procesados está finiquitada. Cataluña nunca será independiente y todos aquellos que aún se lo creen tendrán que volver a la realidad. Cuando quieran negociar deberán saber lo que quiere y cómo conseguirlo, pero dentro de los parámetros legales de un estado de derecho como es España, no saltándose las leyes.

Otro aspecto a tener en cuenta es la acusación particular. Como muchos saben la encabeza Javier  Ortega Smith. Este letrado posiblemente sea la cabeza visible de VOX cuando Torra convoque elecciones. El juicio será un estupendo escaparate para este partido político, que puede ganar muchos enteros como consecuencia de las sentencias y como único representante políticos que ha ejercido el derecho de la acusación particular. Tanto este tema como el de las sentencias se deberán seguir muy de cerca.