Viendo la cara seria de Pedro Sánchez no parece que haya conquistado el cielo sino que se ha aliado con Pedro Botero para chamuscarse un temporada en el infierno. La suerte que tiene es que su condena no es eterna.

Sé que es pronto para afirmarlo, pero cavilo que no le dirán que sí los mejores ministros que quiera nombrar, porque a ningún político inteligente quiere chamuscarte. Interpreto la seriedad de Sánchez en esa clave. Le dirán que sí los secundarios.

Mala partida de ajedrez cuando no se tienen torres, alfiles y caballos más que la Reina (PS) y sus peones. Una partida de ajedrez con tantos buitres de aliados no se puede mantener mucho tiempo. No hay falange que resista la posición tendrá que adelantar las elecciones. No le arriendo  la ganancia.

Como tengo un carácter optimista no tengo miedo al futuro de España. Sé que los depresivos sí lo temen, pero el futuro no es de los depresivos, sino de los audaces los que no pierden mirando atrás lo que ya no es pisar. La política no es un partido de futbol que no siempre gana el mejor (excepto si juega Messi). En el futbol es azar también juega.

Con Pedro Sánchez en la Moncloa las mentiras del berlinés y su embajador en la Generalitat se desharán como un terrón de azúcar en el café caliente.

El discurso del Hijo de Amer se encarna en esa vieja y mítica canción de L’Estaca de Lluis Llach; como si el gallego Rajoy fuese la encarnación del espíritu Franco. El enemigo de los separatas no es el muerto de Rajoy sino el vivo de José Antonio Primo de Albert Rivera. En el único tuit del berlinés errante del jueves le llamaba fascista. El hombre que había designado a un racista para revelarle en su República virtual.

Que esa idea que desde el 1-O los indepes venden en Europa. Verbigracia, que el gobierno de Rajoy es la versión española del turco Erdogan, y que creen los que disfrutan con el cementerio de cruces amarillas de las playas colocadas por las CDR con la fe ciega de esta nueva religión nacionalista.

Verán que no es cierto que la decisión que defienden los Torra, Tardà y Campuzanos de que ha sido Rajoy quien los han metido en la cárcel, continuarán en prisión hasta que el juicio se celebre y si hay condena de cárcel, que la abra, el gobierno socialista les indultará pero no les habilitará para que puedan volver a ocupar sus cargos.

Y entonces será cuando los alucinados indepes exclamarán que las lenguas de fuego del espíritu del Caudillo han caído, como en Pentecostés, sobre las cabezas del PSOE. No duden que este milagro del Hijo de Amer acaecerá como si fuera una profecía en la nueva religión estelada del triángulo azul.

Roberto Giménez