En el 2000 robé al viento una frase, cuando llevaba a mis hijos (Raquel, de doce años, y Albert, de siete) al CEIP Salvador Espriu de Granollers. En la puerta del colegio la esposa del alcalde Josep Pujadas, la señora Ferrer, le decía a otra madre, que le daba miedo la situación política española.

La noche anterior José María Aznar había ganado las elecciones generales por mayoría absoluta. Le dijo que sentía miedo por esa mayoría absoluta. Es natural que a una socialista no le gustara el PP.

Lo que no sabía es que las mayorías absolutas, paradójicamente, no fortalecen sino debilitan a los gobiernos nacionales porque la nación está muy lejos de los ciudadanos. Los gobernantes tienen una tendencia insana a rendir cuentas ante Dios y ante la Historia.

La corrupción le había pasado a Felipe González por encima como el asfalto, por eso perdió las elecciones después de cuatro legislaturas, las dos primeras con mayoría absoluta; le pasó a Jordi Pujol y ahora vemos que le pasa al PP. Es el mismo fenómeno, Un mal original de la raza humana.

Un gobierno fuerte, en principio ideal, es un nido de corrupción, porque el problema de la Democracia no esta en la letra de la Constitución sino en el director y los músicos que la interpretan. Esta es la gran enseñanza de la experiencia, que me ha convertido en un descreído.

Si amigos íntimos te fallan por orgullos infundados ¿como no te van a fallar cuando el poder es una fábrica de prebendas? Y eso se ve claro a nivel general. Otra cosa es el local porque los alcaldes no viven en una torre de marfil, la cercanía  de los vecinos le hace estar en un palacio de cristal, pese a que también hay manos largas.

El anarquismo tiene razón: el Poder es el culo y la corrupción su mierda, pero se necesitan. La política forma parte de la naturaleza porque está administrada por hombres normales y molientes. El problema del anarquismo son los anarquistas…

La única idea perversa que existe en la propia letra es el fascismo por eso acertó con el color de la camisa: el negro, pero como todo malo puede empeorar vomitó al oso pardo.

El problema no está en las ideologías sino en los animales que tienen que aplicarlas. El papa Francisco un buen hombre que está colorado por las faltas de sus príncipes… No ha existido una persona más excepcional que Jesús, se sea creyente o no, pero sus seguidores crearon la Inquisición, a la que llamaron santa.

Proclamo un imposible: que gobiernen los perros, porque si pudieran hablar serían personitas de cuatro patas. Quien ha tenido un perro sabe como es de leal, un amigo que te lame porque su alegría es tenerte con él.

Tuvimos en casa una perrita, Jenny, que era feliz cuando la llevaba a mi despacho a la Revista. Era tan lista que sólo ladraba a las malas personas. El instinto animal está más desarrollado de lo que los humanos creemos. Por eso podría un perro al frente de la casa Blanca, la Moncloa y el Palau de la Generalitat con dos condiciones: que no renunciara a su naturaleza, y tuviera el don de la palabra.

Roberto Giménez