César Alcalá

Los separatistas se ha llenando la boca diciendo que España es muy poco democrática. Que sus ideas están perseguidas. Que se quieren marchar para ser libres… y un sinfín de expresiones que todos conocemos. A esta manera de hablar no se le ha dado importancia. La tenía y mucho.

Estamos viviendo unos momentos complicados. Se han dado cuenta el sainete independentistas se está acabando. Están aguantando un espejismo para no perder el status económico. Porque se vive mucho mejor de la independencia que en la independencia. Han vivido muy bien durante estos años y no quieren perder su modus vivendi.

Lo que no soportan es que nadie les diga las verdades. Esto se ha visto recientemente. Durante una comida en el Círculo Ecuestre, con empresarios alemanes, uno de ellos le comentó a Roger Torrent: “Necesitamos un gobierno estable que cumpla con la Constitución”. A uno de ellos se le ocurrió decir: “¡Voto yo que todos ustedes van a la prisión!”. Y otra empresaria le dijo a Torrent que representa a todos los catalanes y, por eso, se tenía que sacar el lazo amarillo.

El empresario que tuvo la “desfachatez” de pedir prisión para todos aquellos separatistas que se han saltado la Constitución y el Estatut se llama Karl Jacobi. Decir que estoy completamente de acuerdo con él. Cualquier persona, sea de donde sea, debe cumplir la ley. En cualquier país del mundo lo que pasó en Cataluña en septiembre de 2017 está penado, menos aquí. Dar un golpe de estado implica cárcel. Para todo el mundo menos para los independentistas. Ellos están por encima del bien y del mal. Pues no, ellos también deben cumplir la ley.

Acto seguido twitter se volvió revolucionó. Joan Tardà se expresó así: “Es penoso que directivos de empresas alemanas, enriquecidas gracias al nazismo y cómplices de millones de asesinatos critiquen el nacionalismo catalán”. Y el periodista Enric Calpena: “El que firmaba las órdenes de transporte en tren de los judíos al campo de Auschwitz se llamaba Karl Jacobi. Aquí lo dejo”.

Así es el independentismo. Ruin por naturaleza. En Cataluña no existe libertad de expresión. Miento. Si dices lo que ellos quieren oír. Si los dejas hacer. Si les doras la píldora, puedes expresarte libremente y no tienes problemas. Si les dices que están equivocados, que el procés es una utopía, que saltarse la ley implica cárcel, que Cataluña nunca será independiente, acto seguido se pone en marcha la brunete mediática e intentan defenestrar a la persona.

No les importa nada. Ni derechos humanos ni libertad de expresión. Dicen lo que les da la gana, sea o no verdad. Hemos llegado a un punto que nadie es libre de pensar. Que Jacobi y otros como él somos bichos raros en Cataluña. Algunos se llenan la boca diciendo que con tal o cual persona se ha dejado de hablar porque no piensa como él. Lo han leído bien: “porque no piensa como yo”. En Cataluña pensar diferente que los independentistas es pecado. ¡Una delicia!

El procés está herido de muerte por mucho que se empeñe ERC, JxCat y CUP. Ellos aguantarán lo indecible. Seguirán manteniendo la tensión social y tergiversaran la realidad para mantener una mentira. Se les llena la boca diciendo que quieren Cataluña. Y es mentira. No quieren Cataluña. Se quieren a sí mismos. Cataluña les importa muy poco. Lo único que les importa es cobrar a final de mes y vivir del procés. Todo lo demás les trae al pairo.

Por eso no existe libertad de expresión en Cataluña. Porque no desean oír la verdad. Porque viven en el engaño y no quieren que sus seguidores abran los ojos y se den cuenta que todo era una gran mentira. Y lo peor, saben perfectamente que si siguen saltándose las leyes acabaran en la cárcel. Atacan a Jacobi porque las verdades ofenden y a los amigos del procés no les gustan las verdades, pues desde hace años viven y son felices en la mentira.

César Alcalá