César Alcalá

Después de muchos años soportando el tema único del independentismo, la llegada de la Navidad trajo a Tabarnia. Esta posible solución para contrarrestar la deriva independentista y para poner en negro sobre blanco que existen dos estructuras sociales -que las elecciones dejaron constancia- ha sido atacada por los independentistas y algunos piensan que es una idea descabellada.

La pregunta sería: ¿es viable históricamente Tabarnia? Lo cierto es que ya existió. En la Edad Media el condado de Barcelona iba por libre con respecto a los otros condados catalanes. Es más, fue reconquistando su parte sur, o sea, Tarraco. En ese momento se fundó la primera Tabarnia. Recordemos que el condado de Barcelona pasó a formar parte de la Corona de Aragón en el 1151 con la boda de Petronila de Aragón con Ramón Berenguer IV. La unificación como Cataluña la llevó a cabo Carlos I en el 1521.

Pero eso no es todo. En el 2003, cuando Ibarretxe empezó con la misma matraca que en Cataluña Artur Mas, Álava se planteó convertirse en Comunidad Autónoma uniprovincial. En España existe un caso: Cantabria. Los artículos 143 y 144 permiten esta posibilidad a través de la Diputación.

Por lo tanto, no es una idea tan descabellada y realizable en un periodo de tiempo no demasiado largo. Lo ideal sería que todos conviviéramos juntos. Teniendo en cuenta el sectarismo de algunos y su idea de llevar hasta las últimas consecuencias una locura llamada independencia, lo factible es Tabarnia.

El separatismo se aplaca con separatismo. De ahí Tabarnia. Algunos pueden pensar que es una broma. Que nunca se llevará a cabo. Una quimera. Una utopía. Tal vez tengan razón, pero en pocos días todo el mundo ha hablado de Tabarnia. Las redes sociales van llenas. Ha colapsado cualquier intento separatista de continuar con su matraca. La Navidad es y ha sido Tabarnia.

La idea es la peor de las medicinas contra los separatistas. Durante años ellos han utilizado los mismos argumentos que ahora los que hablan de Tabarnia. Algunos hemos sufrido esta presión. Algunos hemos soportado el trato vejatorio de los separatistas por el simple hecho de no pensar como ellos. Y, ahora, están recibiendo su medicina. Dicen que están muy enfadados. La verdad es que esto nos debe preocupar poco: hay miles de catalanes cabreados con ellos desde hace años y les ha importado muy poco. Pues ahora, como diría más de uno, que se aguanten.

Cuando se les aplica su propio argumento no lo soportan. Pues bien, broma o realidad, hay un sentimiento en Cataluña que se llama Tabarnia. Hay una parte muy importante de la sociedad que no quiere separarse de España y desea formar parte de la UE. Una no mayoría pretende arrebatarnos lo que queremos. La solución es dividir esta comunidad en dos y todos contentos. No hay más. Y el artículo 143.2 de la Constitución avala poderlo hacer. ¿Por qué tenemos que vivir en una Cataluña independiente, fuera de España y la UE?

Uno desconoce si el futuro se llama Tabarnia. Aunque pueda parecer una broma de mal gusto, no lo es en absoluto. Es un toque de atención a los políticos que han desoído que en Cataluña hay personas no independentistas que han sido ninguneadas durante años. Cataluña es y será plural. O convivimos y nos respetamos, o Tabarnia será una realidad. Virtualmente ya lo es desde que algunos perdieron el norte. Lo que debemos hacer es recobrar el sentido común. Una manera de actuar que no hace mucho tiempo convivía en Cataluña. Nadie se había planteado Tabarnia hasta que unos decidieron reventarlo todo e imponer su voluntad. Pues bien, aquella mayoría silenciosa ha decidido o volver a la normalidad o fundar una Comunidad Autónoma uniprovincial llamada Tabarnia. El futuro nos dirá qué pasara.

César Alcalá