No es casualidad que el primer día de la campaña Albert Rivera eligiera el Teatro Municipal de Granollers, Esta elección era una declaración de principios. Una demostración de fuerza. Un sueño hecho realidad, pase lo que pase el 21-D.

Inés Arrimadas es una telonera de lujo de un partido de diseño 2.0. De doña Inés circula una especie por las redes sociales que va contra ella pero por la vía del padre. Acusándola que su progenitor Rufino era un comisario de la brigada político social de la Policía Armada, destinado a Barcelona en los años 60. Que tenía mucho palique. Que el origen de su familia no era de Jerez sino de Valladolid.

Desconozco si esta información es cierta o falsa porque he aprendido en este Procés que la intensidad de la guerra sucias (noticias falsas) no tiene parangón, gracias a las redes sociales porque cada hijo de vecino puede fabricar una mentira.

Antes la exclusiva pertenecía a los periodistas. Ahora la manipulación se ha democratizado. Por eso he decidido no volver a colgar en Face nada que no sea mío porque he tenido un par de chascos que me han inmunizado. Si me equivoco no quiero que la culpa sea de otro.

No sé si Rufino era policía franquista castellano o andaluz. Ni me importa.

Mi cantante favorito, Joaquín Sabina, que se declara anarco comunista fue hijo del comisario de la Policía Armada de Baeza.

Conozco muchos indepes que el 20 de noviembre de 1975 sus padres lloraron la muerte de Franco. Todo buen hijo quiere a su padre, sea cual sea su pensamiento político.

El padre del escritor Javier Cercas también era franquista y luego se hizo de Suárez ¿Y qué? No conozco a nadie que haya elegido el padre que quería tener. Stalin condenaba al Gulag a los hijos de los disidentes… Hay que ser soviético para condenar a un hijo.

Acabo con Inés para volver con Albert. Votaré a Arrimadas porque sea quien haya sido su padre me gusta, y lo que dice… Además, sé que tiene un pensamiento abierto porque ha hecho algo que quienes le acusan de quien fuese su padre (creen que era franquista porque les gustaría que lo fuera) no habrían hecho: casarse con un concejal del PDeCAT…

Albert Rivera quiso empezar la campaña en el Teatre Municipal de Granollers porque tiene un aforo de casi setecientas, y lo llenó de granollerenses. Sólo los partidos grandes convocan a sus simpatizantes en estos aforos…

Conocí a Rivera hace once años cuando nadie, salvo sus padres, conocía a Albert. La mañana que llamó a mi despacho de director de El Vallés. En dos meses le hice dos entrevistas porque era vecino y a distancia corta es tan agradable como por la tele. Tenía un compañero de redacción que había estudiado con él en el Cervetó, un colegio concertado, que me dijo que era el más listo de su promoción. Un maestro, y compañero, me lo confirmó.

Un año después cené con él en el restaurant ‘El Mirallet’, entre la Porxada y la parroquia, un restaurante 3B (bueno, barato y bonito), y le pregunté porque no pactaba con la UPD de Rosa Díaz. No me dijo la verdad…

Rosa es socialista, y él es liberal. No votaría a Albert pero votaré a Inés, aunque la presunta hija de un comisario franquista, yo no soy estalinista, ni votaré a Rufino.

Roberto Giménez