Escribo el viernes. Nadie sabe lo que pasará este 1-O ni los días siguientes… Sólo se puede escribir del presente y del pasado. En todo caso aventurar el futuro a corto plazo. En política todo puede cambiar en un día. Con una decisión.

Espero que este artículo se cuelgue pronto porque corre el peligro de envejecer en el día que nace. Lo único cierto que sé es que si los Mossos no ejercen de policía judicial. Actuará la Nacional y la Guardia civil, y la semana siguiente rodaran las cabezas de todos los mandos de los Mossos, desde el Mayor a los intendentes que desobedezcan las ordenes del TSJC.

Probablemente, si la próxima semana Puigdemont declara su sueño de adolescente y se despeña en el acantilado, a lo Thelma y Loise, Rajoy hará lo que no quiere hacer: aplicar el tan famoso como desconocido artículo 155 de suspensión provisional de la Autonomía, y convocatoria de unas nuevas elecciones autonómicas. Vuelta a la casilla de inicio del Procés con el personal más cabreado.

No sólo los separatas y los aquejados de separatitis (los últimos en llegar), sino todos los que nos sentimos catalanes y españoles, y de todos los españoles que asisten atónitos a este intento de Golpe de Estado sin mostacho.

Será el momento esperado por la CUP. La bronca en la calle.

Eso sí, este domingo tenso ningún policía sacará la porra porque las órdenes son explicitas: el uso de la violencia está prohibido. Sólo se utilizará si los manifestantes ponen en riesgo la vida de los servidores de la Ley y la Constitución.

Otra cosa que también sé es que a menos que haya un terremoto 8 de la escala Richer, como el de México, el menda no irá a votar en este butifarredum ilegal montado por la banda de Puigdemont y la orquesta pública (TV3 y CATALUNYA RÀDIO a la cabeza), acompañada por la subvencionada…

Acto seguido la maquinaria engrasada de la Justicia se pondrá en marcha y planchara a todos y cada uno de los instigadores del golpe a la Constitución. Noches de caceroladas de más de diez minutos, gritos de ¡Viva España!, guerra de banderas en los balcones (en casa como no soy nacionalista no tengo pero el lunes bajaré a comprar a los chinos la enseña nacional y la senyera. Las dos bien juntas para que nadie las pueda separar).

Este domingo mi plan es cerrarme en el estudio para continuar escribiendo mi libro por el estoy abducido. No miraré los plañidos de TV3.

Mi plan de trabajo a corto plazo: continuaré castigando a los lectores de mi LIBRETA AZUL, las dos crónicas políticas a la semana, mi libro de Homenaje al Homenot Josep Pla que empecé a escribir en marzo, me queda otro tanto por acabar. Me tiene atrapado.

Estoy con tres libros a la vez el último de Zafón. El Maestro del Prado, de Javier Sierra; y El Apasionante Mundo del Libro. del editor Ruiz Castillo que empecé a leer con quince años. No entendí, y que ahora como dice su autor en el título me apasiona aunque sus páginas tengan el antipático barniz del tiempo. Son las ventajas de estar retirado con 59 años. No me gusta la tele ni ir al café.

Roberto Giménez

PD: Empezaba diciendo que nadie podía saber lo que iba acontecer los próximos días de Octubre, y he escrito lo contrario. Puestos a reclamar. ¡Reclamo el Derecho a la Contradicción!