Ser tímido es una forma leve de fobia social, que muchas personas la experimentan frecuentemente y que intentamos disimular, con más o menos éxito.
No las tenemos todas de que resultemos valiosos o apreciables para los demás.
La timidez es un rasgo del carácter de personas en cuyo ambiente familiar se les ha mimado o protegido, o bien justo lo contrario, el ambiente ha sido de autoridad y crítico.
La práctica de relacionarnos socialmente es resultado de ATREVERSE a mostrarse ante los demás tal como se es, integrándose, y si surgen conflictos, aprendiendo a solucionarlos sobre la marcha. El problema de las personas tímidas es que recortan sus experiencias sociales, son más cautelosos, no se arriesgan a ser juzgados, rechazados, a equivocarse…y al no practicar no pueden avanzar (se quedan estancados o bloqueados en su crecimiento y aprendizaje naturales).
Las personas tímidas pueden creer que un día se levantarán y se relacionarán con seguridad y perfectamente (como aparentemente hace el resto), pero no es así. Todas las personas nos vemos obligados a pasar malos tragos, a equivocarnos, etc, hasta superar los complejos e inseguridades. En otras palabras, para relacionarnos con soltura debemos practicar.
Para descubrir lo que somos debemos lanzarnos, atrevernos, saltar a lo desconocido y ver qué sale de ello. No podemos controlar y anticipar todos los peligros. Ésta es la mejor forma de superar la timidez.
Practicar la expresión de lo que pensamos y sentimos, forzadamente al principio. Por ejemplo: “me molesta que me tires humo del cigarro”, o “me gustaría tomar algo contigo”, “me gustaría que colaboremos juntos en un proyecto”, etc.
Para superar la timidez hay que practicar aumentar el número de palabras (pasar del “si”, “no” a frases de minutos). Alargarse en las frases requiere confiar en tu propia inteligencia, en que el cerebro sabrá desenvolverse y decir cosas coherentes y apropiadas.
Las personas tímidas creen erróneamente que no tienen valor o capacidad, pero realmente no es así (de hecho, grandes científicos y personas que han avanzado en diferentes ámbitos del saber humano han sido también grandes tímidos).
Cuando nos dejamos aconsejar por la timidez es como ponernos encima una piedra, nos bloqueamos con pensamientos negativos e irracionales como “lo mío no importa”, mis cosas aburren”, “podré ofender, o molestar a alguien”, etc. Es un auto-boicoteo en toda regla de la libre expresión.
La solución pasa por dar un salto de fe, rebelarnos contra la dictadura del qué dirán, o qué pensarán. Decidirnos a ser ESPONTÁNEOS, aceptando la realidad de la vida, que habrá personas que se harán amigos y otros enemigos, no se puede gustar a todos, eso no es asumible.
Lucía Rodríguez
Psicóloga