Se veía venir que este frio siberiano que nos ha caído la víspera de Reyes ha dejado helado el corazón de los separatas.

El 22D ya lo había avisado el ángel anunciador una espada flamígera de malos augurios que el Gordo de Navidad se quedaría en la capital del Reino de Mordor.

El día 2 de enero, como para festejar el 525º aniversario de la conquista del reino nazarí por los reyes católicos, Tunku Varadarajan, periodista de la revista digital estadounidense ‘Político’, publicó un reportaje sobre los doce apóstoles que ‘probablemente arruinarán Europa en 2017’.

En el que en sexta posición aparece un tal Carles Puigdemont, el hijo del pastelero de Amer.

La noticia pasó de hurtadillas en el TeleNoticies del Mig Dia. A los veinte minutos de reloj la presentadora la despachó con una frase escueta. Lo leyó de forma anodina, como quien no quiere la cosa. Busqué la noticia en internet por si había escuchado lo que me había parecido.

La reacción de los alegres muchachos de la Revolución de las Sonrisas fue bombardear al periodista indio de esta jaez: que coño sabía de la vieja Europa. Llamándolo lacayo al servicio de otra Corona, la española. Los agentes de la TIA le acusaron de ser un seguidor del Madrid y, por lo tanto, estar en contra del Barça que es, como dijo Manuel Vázquez Montalbán, el Ejército nacional de Cataluña. Salvo la TIA, no voy de broma.

Pero lo que más les molestaba a los separatas era que en la lista del cipayo indio las personas que pueden arruinar el nuevo año no estaban las primeras espadas: Trump, Putín, Bashar al-Ásad o Marie Le Pen (si gana las elecciones francesas la UE se disolverá como un terrón de azúcar en el café). No estaba el primer escalón, sino el segundo junto al flamenco rubio platino Geert Wilders, el polaco Jaroslaw Kaczyinski; Beppe Grillo, el histriónico jefe del Movimiento 5 Estrellas de Italia, o Michael Flynn el asesor de seguridad nacional de Trump…

Comparsa de segundones que podían arruinar a Europa.

Para arreglar el entuerto la portavoz del Govern, Neus Munté salió a la palestra para defender al Molt Honorable potencial pirómano de Europa haciendo bueno el chiste de que lo importante es que hablen de ti aunque sea para mal. No lo hizo como en el chista pero sí con palabras altaneras y tan hueras como la ex sindicalista nos tiene acostumbrados: que el reportaje de Político:  ‘sitúa el proceso independentista en el mapa internacional’, sin valorar el fondo diciendo que el Consell Executiu nunca lo hace. Si en lugar de ser de carne fuera de madera, a la portavoz le crecería la nariz de Pinocho.

Sí, este principio de año estepario ha helado la sonrisa indepe porque el Tribunal Constitucional alemán copia al español al declarar que no existe el Derecho a Decidir que solicitó el Partido de Baviera, porque los länder no pueden convocar un referéndum secesionista ya que es una soberanía del pueblo alemán, no sólo de una parte.

Baviera es el Estado alemán más rico. Esa propuesta no se le ocurría hacerla a los territorios pobres de la extinta Alemania comunista.

Al día siguiente de conocerse esta sentencia del TC alemán que deja al país germano al nivel de baja calidad democrática, según el discurso indepe, el digital e-Noticies. que debe ser la quinta columna infiltrada en Cataluña del reino de Mordor, recordaba que el TC italiano, en el 2015, había dictado esta misma resolución a la reclamación de la región de Veneto. Vamos, que Alemania, Italia también son Estados del club europeo con una democracia bajo mínimos.

El ejemplo es Gran Bretaña que permitió el referéndum. El reportero indio que no ha parado de cosechar fobias separatas explicaba en su reportaje que los tres editores de The Sun, Daily Mail y Daily Express, que con tanto entusiasmo defendieron el Brexit, también figuraban en la lista negra de los tres primeros puestos que pueden arruinar a Europa.

El año ha empezado con una sonrisa congelada también en Vic, porque en la cabalgata de Reyes por cada nueve farolas de los niños sólo una era estelada. La estrella de Navidad ha pasado de largo en los dominios de la ANC.

Ni está ni se le espera.

Roberto Giménez