Lucia Rodríguez
Lucia Rodríguez

Cotidianamente se escuchan estas órdenes a los padres de niños con TDAH, es decir, que presentan problemas de atención, hiperactividad e impulsividad. Los niños con TDAH suelen ser catalogados como holgazanes, agresivos, entrometidos…por los iguales y personas que no conocen sus características.

El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) se ubica entre los principales problemas de salud mental que afecta a la población de niños, adolescentes y adultos de ambos géneros.

Aunque el ambiente (factores sociales, económicos, educativos o de ambiente familiar) puede influir modulando y/o precipitando su expresión, los síntomas del TDAH son de origen biológico.

TDAH se define como un patrón persistente de inatención (carencias serias en atención sostenida), hiperactividad (modulación de la actividad) e impulsividad (regulación de los impulsos) excesivo e inadecuado para la edad. En muchos casos, los síntomas disminuyen al entrar en la adolescencia, o en la vida adulta, pero en algunos casos, pueden mantenerse algunos de los síntomas durante toda la vida.

Los niños con TDAH suelen:

  • Realizar frecuentes cambios de actividad, pasando de una a otra
  • Experimentan dificultad para atender en tareas no muy interesantes para ellos
  • Les cuesta esperar su turno en los juegos
  • Suelen dar respuestas irreflexivas y rápidas, sin pensar la pregunta
  • Verborrea constante, no pueden guardar silencio durante largo periodo de tiempo
  • No concluye las cosas que empieza, muestra aburrimiento, etc.

No todos los síntomas se manifiestan siempre sino que presentan variaciones. El TDAH se muestra con más intensidad en situaciones que requieren atención sostenida. En cambio, cuando la persona con TDAH se encuentra en una situación de control estricto, o en situaciones nuevas o especialmente interesantes para ellos, el TDAH apenas se manifiesta.

El tratamiento del TDAH debe ser individualizado y polimodal, adoptando medidas más allá de las farmacológicas como son las neuropsicológicas, cognitivas, conductuales, psicopedagógicas, familiares (entrenamiento de los padres…),…entre otras que puedan disminuir los síntomas.

La meditación Mindfulness se está erigiendo como un tratamiento eficaz para las personas diagnosticadas de TDAH ya que realiza un trabajo directamente sobre la atención. Diversas investigaciones que han estudiado el impacto de la meditación mindfulness en el cerebro aseveran que la meditación produce un aumento en la actividad de los circuitos neuronales implicados en la atención selectiva, la cognición, la autoregulación de las emociones y la conducta.

Mindfulness puede definirse como la capacidad de prestar atención a la experiencia del momento presente (pensamientos, emociones y sensaciones corporales): de forma intencional, momento a momento, y sin establecer juicios de valor.

La meditación en mindfulness se enseña en programas estructurados de una duración de 8 a 10 semanas, en la que asisten padres e hijos. Estos programas garantizan beneficios para los niños diagnosticados de TDAH.

Lucía Rodríguez

Psicóloga

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