Roberto Giménez
Roberto Giménez

Prometo que este escrito será el último del tríptico iniciado el pasado domingo (La mentira necesita gotas de verdad) que continuó el jueves (los indepes tienen un malsano complejo de superioridad), y se cierra hoy. El resumen del primero era por comprimirlo en una frase: Un punto de verdad es clave para que cuele la mentira, y del segundo: La autoestima nacionalista no amaga un malsano complejo de superioridad sobre el resto de pueblos de España.

La tesis es que para que la mentira política penetre como la cuarta capa de piel a las tres capas naturales que nos ha dado la naturaleza, es que a estas dos razones le falta una tercera que no precisa una frase sino que basta una palabra: embaucar.

Sin van al diccionario de la Real Academia de la Lengua encontraran la definición de esa palabra, podría haber empleado otras: parlanchín, charlatán. vende humo… pero me quedo con embaucador: Engañar o alucinar, prevaliéndose de la inexperiencia o candor del engañado.

El candor por esta cuestión de que con la indepe nos convertiríamos en la Holanda del Mediterráneo, y que acabaríamos con esta agotadora tensión de luchar por la Independencia.

Los separatas de tanto mirarse el ombligo confunden esa parte del cuerpo que dejó de funcionar el día que nacimos, creen que todos pensamos como ellos y que aceptaremos como los corderos su sueño [mi pesadilla].

Sí, el separatismo necesita la encarnación de una persona, un líder carismático con el que la nación pueda aceptar unos primeros e inevitables sacrificios antes de llegar al paraíso prometido. Ese líder natural tiene que tener un pasado inmaculado y una hoja de servicios intachable.

Ese líder espiritual, el inspirador del Foc Nou, tenía que ser Jordi Pujol como padre y su sucesor como hijo con un poder de palabra convincente, porque en un político el Verbo es la palabra. Artur Mas tiene Verbo, ese don natural.

Por esta razón me gustó que el día del patrón de España, Santiago Apóstol, de hace un par de años Jordi Pujol dejara la vitola de Molt Honorable y se lo tragó el sumidero de la ejemplaridad. ¿Por qué se hizo el Harakiri? Sólo él lo sabe. Es el reino de las cábalas, no de las certezas.

Confieso que fui el primer sorprendido. Conocía huellas nada honorables dejadas por la Ferrusola. El rastro venía de lejos cuando era consejera de Hidroplant SA, la empresa que tenía la concesión del mantenimiento de las instalaciones deportivas del FC Barcelona (¿se imaginan el escándalo que hubiera sido que la esposa de Aznar, Ana Botella, tuviera la concesión de las instalaciones deportivas del Real Madrid? Pero hubo un tiempo en el que el silencio fue dueño de Cataluña).

Después de que el Departamento de Sanidad construía un Hospital, la esposa del President pedía hora al director y le ofrecía los servicios de ajardinamiento de las nuevas instalaciones. Esta historia me la contó el director del Hospital de Granollers en el 2000, y la publiqué tal cual fue.

También sabía que cuando en 1990 la Generalitat empieza a construir cárceles; la primera, Can Brians, da la concesión del catering directamente a uno de los hijos del President: Josep Pujol Ferrusola.

Esta historia me la contó un mando de Can Brians escandalizado por el cambalache de dar una concesión tan importante como esa al hijo de Marta.

Otra fue detectar que las primeras concesiones de ITV se hacían a dedo a empresarios convergentes, y años más tarde apareció el nombre de Oriol…

Yo que soy más inocente de lo que parezco, pensé que esos tejemanejes era la telaraña de una araña tan poderosa como la viuda negra, doña Marta de apellido Això és una dona! Que eran ajenos a su marido que vivía enfrascado en el Olimpo de ser el líder de Cataluña. Hoy aún sigo creyendo, llamarme ingenuo, que ha sido la viuda negra la principal responsable de que todos los vástagos de la ex Honorable familia se hayan torcido por la codicia. Por eso me sorprendió, confieso que me alegré, la confesión pública en el día del patrón de España.

Por la misma razón me alegré a principios de este año cuando Artur Mas cedió la presidencia de la Generalitat al chico de sus recados, el alcalde de Girona. Porque el Procés necesita de la labia de los embaucadores. Puigdemont es igual de embaucador que Artur Mas pero no tiene su labia…

Oriol Junqueras sí que la tiene, y por eso es el político separata más peligroso. Si tuviera mierda debajo de la alfombra ya habría emergido, y como ha demostrado en Sant Vicens del Horts ha ganado en territorio comanche, por eso su partido se ha convertido en el referente de los separatas, y él en el Gran Embaucador, tal y como la define la RAE.

Roberto Giménez