Andaba pensando en cómo escribir el “Manual del perfecto tránsfuga”, cuando se ha producido la última movida del PSC. Como soy de trabajar poco – en el infierno hace mucho calor y no me gusta sudar-, he visto en ella una oportunidad de oro para obtener el material que necesito para documentar este libro que espero colocar entre los más vendidos de la sección de emprendedores. Al fin y al cabo, eso de ser un buen tránsfuga, siempre ha sido un negocio lucrativo para quien lo practica.
La revuelta interna organizada por los grandes líderes obreros y de izquierdas del PSC, Marina Geli, Antoni Castells y Montserrat Tura, para hacerse de Esquerra Republicana sin que se note mucho, pienso, es un buen ejemplo para las nuevas generaciones de tránsfugas. ¡Chicos y chicas que aún estáis tiernos! ¡Aprended de los maestros en la técnica de chupar del erario público hasta el infinito y más allá…! ¡Seguid su ejemplo clarividente e inspirador!
Tomo nota de algunas cositas que veo en la operación de los exPSC que luego, convenientemente desarrolladas, servirán cada una de ellas para un capítulo entero:
- Para ser un buen tránsfuga hay que tener memoria de pez. Hay que olvidarse de inmediato de todos aquellos que te han votado durante años pensando que eras de izquierdas y los defendías. También hay que resetear de los recuerdos todos aquellos compañeros que te han apoyado en tus aspiraciones a conseguir honores y cargos.
- Para ser un buen tránsfuga, hay que decir que la culpa es de tu partido de siempre. Decir bien alto que son ellos los que han cambiado, no tú. También hay que repetir muchas veces que siempre fuiste más soberanista que de izquierdas.
- Para que no se note mucho que tu verdadero objetivo es acabar en un partido vencedor como ERC, hay que crear primero un partido-pantalla. El objetivo de este partido – no importa el nombre ni el tiempo que dure- es hacerse valer a la hora de establecer una alianza con ERC una formación que busca ampliar horizontes y está dispuesto a repartir todas las prebendas que hagan falta.
- Para ser un buen tránsfuga hay que tener estómago de acero. Siempre habrá algún “facha españolista” que te recuerde que un día te votó y que te diga que ahora, en quien piensa es en tu señora madre. También habrá algún reaccionario que te diga que saltas del barco cuando ya no tienes nada que rascar. Encima, algún nuevo compañero de aventuras soberanistas, no entenderá bien lo valioso de tu presencia, y dirá que no eres de fiar, que quien traiciona una vez…pude hacerlo ciento. Ni caso. Gente toda ella amargada que ignora lo calentito que se va en coche oficial.
Nota al margen: Tengo que preguntarle a Pedro Botero una cosita importante: ¿Tenemos ollas para tránsfugas?
Diábolo