
Han pasado solo cinco años, pero parece otra era en el mundo del entretenimiento digital. La pandemia, un punto de inflexión, para mucha gente, abrió de nuevo la puerta a opciones que antes ni mirábamos o simplemente ni existían. Ahora hay más actividades que no sean solo estar sentado mirando, sino elegir, personalizar, probar algo distinto, hasta meterse por completo en la acción. Hay una cifra que llama la atención: el 92% de los españoles accede a vídeos bajo demanda cada semana.
Tal vez eso no era tan previsible hace apenas una década. Este dato dice mucho sobre el peso que va ganando el ocio en línea, y no solo eso, también sugiere que incluso lo que antes era para minorías, en el caso del casino online, ha alcanzado a públicos muy diversos, animando una transformación visible en los hábitos de consumo digital.
De la simple visualización a la participación directa
Ver y escuchar ahí sentados, sin mover ni un dedo, eso va quedando atrás. Ahora la gente busca tener la sensación de decidir, de jugar un rol más activo. Plataformas que permitían votar, participar en retos y, en el caso del casino online, intervenir directamente en el desarrollo del entretenimiento, se han hecho habituales. Lo de gamificar va en serio: Flumotion apunta a un aumento del 35% en popularidad de estas dinámicas en estos últimos años.
El espectador común, si es que esa expresión todavía tiene sentido, parece cada vez más metido en la toma de decisiones; hay influencers lanzando misiones en tiempo real, comunidades que deciden por votación desenlaces sorprendentes y desafíos colectivos que movilizan a miles. Es curioso, pero incluir elementos interactivos puede duplicar la audiencia de una transmisión. Parece entonces que esto de participar ya no es solo un extra simpático, sino que muchos lo ven como parte esencial del nuevo ocio online.
Personalización algorítmica y adaptadas
La inteligencia artificial y esos algoritmos tan comentados llevan la batuta en esta ola de entretenimiento digital. Pongamos a Netflix o Disney+ como ejemplo: ajustan sugerencias usando decenas de variables (algunas fuentes hablan de hasta 70). El usuario, claro, posiblemente solo note que le proponen algo “que coincide” con sus gustos o, a veces, que no termina de cuadrar.
Los sistemas incluyen desde la franja horaria preferida hasta estados de ánimo deducidos por hábitos extrañamente precisos. En 2024, el tiempo medio invertido en plataformas personalizadas subió un 24%, según dijo Prometeo FP. Y esto va mucho más allá de la típica pantalla de inicio: en deportes, en casino online, en cualquier plataforma realmente, la impresión es que cada desafío o promoción va dirigida a perfiles muy concretos, o al menos así lo perciben muchos.
Esta especie de hiperpersonalización, alimentada por tecnología que recopila datos casi al instante, probablemente sea ahora la referencia con la que todos intentan medirse. Claro que no todo el mundo está convencido de que “más personalizado” siempre significa “mejor”.
Actividades de realidad virtual y multiplataforma
Realidad virtual, realidad aumentada; hasta hace poco sonaba a cosa experimental y bastante cara, ¿no? Hoy, parece que se están volviendo opciones principales para quienes buscan algo diferente. De acuerdo con Fractal Media, hay un 18% de españoles participando en eventos de realidad virtual: desde conciertos que sumergen al público hasta visitas de museos o videojuegos que cuentan historias prácticamente al oído.
Por otro lado, cambiar de dispositivo se volvió casi automático. Los avances en 5G y fibra óptica han hecho que ver algo sin interrupciones, allá donde estés, ya no sea tan raro. Alrededor del 90% accede desde el móvil, y un porcentaje nada pequeño (cerca de la mitad) alterna aparatos durante el día.
Las plataformas ya parecen diseñadas para esa continuidad: arrancar un capítulo en una televisión, continuar en la tablet y acabar el día con un evento en vivo en el móvil, algo cotidiano para muchos. ¿Por qué este énfasis multiplataforma? Los especialistas creen que, tal vez, retener a una audiencia siempre en movimiento depende más de esto de lo que solía pensarse.
Diversidad de formatos y acceso instantáneo
Este año, se ve en todos lados: formatos brevísimos y producciones locales están teniendo una especie de boom. YouTube Live, Twitch, TikTok, transmiten deportes, conciertos y piezas cortísimas (microcontenidos) que hablan directamente a quienes tienen poco tiempo o simplemente se aburren fácil.
Los microvídeos, esos de un minuto o menos, han aumentado hasta un 55% en reproducciones respecto al año pasado, si hay que fiarse de Huelvaya. Además, el contenido ajustado a regiones e identidades concretas representa ahora un 37% de los estrenos en las OTT centrales. Se está jugando aquí con la variedad: documentales en los que puedes intervenir, espectáculos en vivo, e-sports y propuestas como casino online, todas ellas disponibles en segundos desde cualquier parte.
La conexión casi constante y los nuevos algoritmos de descubrimiento están facilitando que, hoy, moverse de un mundo a otro del entretenimiento sea bastante sencillo. El usuario, en cierta forma, es quien va moldeando día a día su propio menú digital.
Conclusión sobre responsabilidad y futuro
Con cambios tan rápidos en el ocio digital, es complicado no preguntarse qué responsabilidad cabe aquí. El acceso casi ilimitado y la hiperpersonalización podrían estar volviendo menos borroso el límite entre disfrute y rutina, especialmente en entornos como el casino online, donde el límite entre juego y hábito puede diluirse.
A las plataformas y a quienes navegan este mundo les toca, quizá, pensar en formas de fomentar una relación más equilibrada; disfrutar de la tecnología, sí, pero también aprender a poner algún freno cuando haga falta. Informarse y practicar cierta atención consciente suena a tópico, pero puede que termine siendo lo más importante de cara al año que viene. O quizá sea solo una de tantas recomendaciones; queda por ver cómo evolucionarán los hábitos y hasta dónde llega esta ola.
