No es un año de gozos, más bien es año de sombras; de esos años que vivimos casi todas las personas aunque ello no nos guste, ya que no és ninguna broma.
Año de contratiempos y de angustiosos eventos; muertes incomprensibles que nos llenan de tormento. Es un año cubierto de tristes crespones negros.
Descalabro en política y del terror más funesto; enfrentamientos absurdos que dañan los sentimientos y, un no se que, de amargura, que frustra cualquier anhelo.
Tristemente és así por más daño que produzca al ciudadano de a pie; ese perpetuo sufridor, el que las encaja todas y apenas se le oye la voz.