Abigail Mora Sanz
Psicòloga General Sanitària
i Forense Núm.Col. 16385

Estudios recientes indican que un 30% de la población padecen trastornos mentales relacionados con el estado de ánimo, la ansiedad, el insomnio o el estrés postraumático como consecuencia de la situación actual relacionada con la pandemia causada por la covid_19. Los que nos hallamos en la práctica clínica, al pie del cañón, estimamos que este porcentaje puede dispararse de forma alarmante. ¿Poor qué? Hemos de tener en cuenta todas las personas que en la actualidad sufren alteraciones psicológicas, que no llegan a cumplir criterios suficientes para realizar un diagnóstico claro.

Y es que la pandemia está causando estragos en la salud mental de la población. Y tal vez, lo peor de todo ello no son los estragos que esta situación está causando en las personas, sino la falta de recursos asistenciales de los que se dispone para hacer frente a lo que ya podríamos llamar la pandemia de la salud mental.

Gracias a la incesante lluvia de noticias de los medios de comunicación, sabemos que los hospitales están colapsados por el desbordante número de casos de covid_19 que van apareciendo a diario. Los médicos, con escasos recursos para hacer frente a la gran demanda de asistenciales, luchan cada día para poder salvar el mayor número de vidas. Son pocas las noticias que aparecen en los medios de comunicación sobre los efectos colaterales de la pandemia. Cómo está afectando psicológicamente esta dramática situación en la población, con un incremento de los casos de trastornos mentales, así como a una mayor inestabilidad psicológica generalizada. Y al igual que los médicos que luchan en primera línea contra el virus de la covid_19, los profesionales de la salud mental luchan a diario contra el efecto devastador de la pandemia en el estado psíquico de la población.

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En los hospitales públicos, muchos pacientes psiquiátricos ingresados han sido trasladados a centros específicos para poder convertir las plantas de psiquiatría en salas covid_19 donde poder atender a los pacientes más graves. Para los pacientes menos graves, la atención ambulatoria continúa, aunque en la mayoría de los casos, haciendo seguimientos telefónicos para evitar los desplazamientos. Pero la demanda de atención psicológica y psiquiátrica aumenta con el avance de la pandemia. La situación es cada vez más insostenible y hace mella en las personas. Los departamentos de salud mental públicos no dan abasto. Las listas de espera para poder ser atendido por un psicólogo o un psiquiatra de la seguridad social son interminables. Por eso los médicos de atención primaria se ven obligados, más que antes de la pandemia, a hacer un primer cribaje para priorizar qué pacientes serán atendidos por especialistas y cuáles recibirán tratamiento por el médico de familia.

Y cuando la sanidad pública se ve desbordada y no da respuesta a las necesidades de la población, debemos optar por la sanidad privada, donde se atiende a todo aquel que paga independientemente de la gravedad del caso. Pero ¿qué sucede cuando la pandemia de la salud mental viene acompañada de una crisis económica, en la que ha aumentado el desempleo y parte de la población vive de las escasas ayudas que está recibiendo del gobierno?

Es entonces cuando la población cuya salud mental se deteriora rápidamente y no puede ser atendida por especialistas ni de la sanidad pública ni de la privada, debe recurrir a la ayuda de los médicos de familia que, además de no ser especialistas en cuestiones de la psique, están también desbordados por la gran carga asistencial que se le está asignando. No podemos pasar por alto que el tiempo destinado a cada paciente en las consultas de atención primaria gira entorno los 3 y 5 minutos. Por lo que la persona emocionalmente inestable, con ansiedad, insomnio o problemas de estrés postraumático, entre otros, solo dispondrá de apenas unos minutos para que su médico de familia le escuche brevemente, haga un diagnóstico precoz y pueda estampar su número de colegiado en una receta de psicofármacos que suplirán el largo trabajo de terapia psicológica o psiquiátrica de un especialista. La pandemia de la salud mental nos pasará factura en un corto plazo de tiempo mucho más que el covid_19.

Abigail Mora Sanz

Psicóloga