
El objeto sería la conmemoración de los hechos acontecidos en 1.714 por la guerra de sucesión dinástica, donde Cataluña tomó partido por la Casa Austriaca en contra de la Borbónica, posiblemente la gran primera guerra europea de la Época Moderna; hecho histórico tan distorsionado por los separatista al pretender pintarlo como guerra de secesión; quienes al margen de raptar, acaparar y apropiarse de dicho “día de todos”, haciéndolo supuestamente exclusivo de su causa perdida al ir contra la misma razón humana y la lógica jurídica existente en todo el orbe; pretenden también justificarlo, según la ANC.: “ en el deseo de construir un futuro mejor, para lo que precisan un Estado que garantice derechos y libertades” ( La Vanguardia 10-9-2020 Pág. 15).
Tal esperpento, digno de Luces de Bohemia, es un desatino tan habitual como de costumbre: 1.-) tanto humano – en pleno rebrote de la pandemia-, la segunda Comunidad Autónoma más afectada tras la de Madrid ( 140.560 contagiados, 13.103 fallecidos, 1.126 casos en las últimas 24 horas, con 20 fallecidos), donde la propia institución de la Generalitat va contra “la teoría de los propios actos” en cuanto a máximo de personas permitidas en reuniones; si bien dicho principio jurídico de ser consecuente en derecho administrativo y político, es un concepto reiteradamente ignorado y pisoteado conscientemente y al parecer depende de cuestiones veletas puramente ideológicas, lo que nos lleva a un 2) desatino jurídico, puesto que un Estado de derecho, precisamente como requisito “sine qua non” no lo es, es que debe respetar el propio derecho consensuado democráticamente por la misma sociedad, en este caso la Constitución española, el Estatuto y demás Leyes, aspecto que ya han tenido ocasión de comprobar tanto por derecho interno ( TC, TS, Tribunal de Cuentas…), como por derecho internacional ( TEDH, Comisión y Parlamento europeo, embajadas internacionales y posición, salvo contadas y peculiares simbólicas excepciones, es unánime de todos Estados) y de descubrir que dicho Proces no tiene amparo legal, menos de hacerlo a la brava modificando el mismo pacto social vigente desde la misma Revolución Francesa, hito que supuso el fin del uso de la fuerza e impuso el consenso social para modificar el derecho. Derecho y voluntad manifestada internacionalmente, que dejan claro que no hay un derecho de autodeterminación, que no sería exclusivo del pueblo catalán (ya fraccionado) y si del conjunto del “soberano” español (Art. 1 CE.); y que nada tiene que ver con el caso escoces ni el canadiense, donde por cierto este último ha determinado ya su TS., que no permitirá ya ningún referéndum futuro. Es decir, que si tuviesen aun así razón, deberían realizar los cambios por los pacíficos cauces legales previstos en una sociedad civilizada, cosa que hasta ellos mismos tendrán que convenir es incuestionable salvo en el falto de razón.

De nada sirve igualmente pretender en plan populista alterar los derechos fundamentales, y en concreto el de libertad de expresión ( Art. 20.1 CE.) puesto que tiene a su vez “límites y limitaciones”-por mucho que pretendan ignorarlos, en especial en lo que afecten igualmente a los otros derechos fundamentales del mismo rango ( Arts. 14 a 29 y 30.2 CE.), por lo que debe respetarse la igualdad ante la ley, el derecho a la integridad física, ideológica, “a la intimidad y privacidad” sea personal, informática …, derecho de deambulación, de participación en igualdad de condiciones, derecho de educación, autonomía universitaria, derechos todos ellos “reiteradamente violados” por el mismo poder político existente en Cataluña, cuya principal institución, la Generalitat, lejos de ser “neutral”( principio básico por imperativo del Art. 9 CE.) es precisamente el germen de la inseguridad social, política, jurídica y económica; actividades ilegales en lo civil y en lo penal que persisten a pesar de estar sus antiguos miembros condenados y en prisión por lo que la Fiscalía calificó de “organización criminal”.
3.-Desatino social, fruto de enfrentar y dividir a la población por parte de una élite concreta con unos fines oscuros (entre otros tapar la corrupción en su día de CiU) que no son precisamente el interés del pueblo en su conjunto, y cuyo desenlace final, de persistir en este fragante atropello legal, con toda certeza no será precisamente pacífico como nos muestra la Historia, donde las sonrisas, desgraciadamente ni están ni se les espera.
En definitiva, ¿ Qué tenemos que celebrar? ¿ La incerteza e inseguridad jurídica que han provocado e influye igualmente como verdadera lacra social en el tema económico?, aspecto que realmente es el que tendrían que gestionar pues es lo primordial en una sociedad y lo que pide esta, pues el pueblo, vive de pan y no de sueños que se les podrían antojar verdaderas pesadillas, quijotadas románticas solo al alcance de quien tiene sus necesidades saciadas, puesto que es obvio que este Proces, pese a que mantengan que es popular, es elitista, nacido de una concreta clase social y respaldado manipulando las instituciones “ supuestamente” de todos.
¿Tenemos que celebrar las más de 5.000 empresas que han huido o cambiado su sede? ¿Tenemos que celebrar que el PIB haya disminuido?, ¿ que la inversión extranjera se concentre en Madrid?, ¿ la gran pobreza infantil y de mucha población existente?. Si aún persisten las dudas, pensemos ¿cómo se cotiza el bono catalán en los mercados internacionales?.
Con franqueza, cada uno que saque sus propias conclusiones, pero la realidad social, jurídica, política y económica es afortunada e infinitamente más terca que ellos, ya que antes o después tendrán que optar por la legalidad, la seguridad jurídica, el respeto a la CE., a sus leyes, a su propio Estatut y al mismo “statu quo” imperante en toda la faz de la Tierra, el resto, sueños, que sueños son diría Calderón, por mucho que durase todos estos nefastos años. Algún día, cuando la bruma y las tinieblas románticas les permita mostrar y ver con claridad la realidad, comprenderán que la verdadera fuerza es el precisamente el consenso, el mestizaje, la compatibilidad, libertad y alternancia de lenguas; la unión en definitiva. ¿Recuerdan aquel consenso de las Olimpiadas del 92, la ilusión de todo un pueblo mostrando al mundo su mejor imagen, su consenso?.
En definitiva, poco que celebrar y mucho que reflexionar, más en plena pandemia, y recuerden los responsables de la ANC., que ningún Estado futuro será mejor en derechos y libertades, si sus pilares de barro son el desobedecimiento de los derechos y libertades del anterior atropellado, todo ello para no repetir la obra de Hamlet y evitarnos así el tufillo de Dinamarca.
Si es verdad, que en su descargo, podría decirse que desconocen la Ley, profanos en suma, que aún así , no es óbice legal para no cumplirla, si bien, parte de culpa la tiene el propio Estado por esa dejación de funciones en la educación, al depositarla en unas extrañas manos que interesadamente durante décadas la “mecieron”, dejando además el derecho al estilo del Medievo exclusivamente en unos concretos gremios profesionales, y este es el triste resultado, manipulación populista en suma que se hubiera evitado o al menos aminorado.
He tenido un sueño al estilo de M.L.K. :”soñé que un día la Diada volverá a ser festejada por todos, en libertad, fraternidad, y en igualdad, sin distinción de razas, lenguas, ideologías”.
José Manuel Gómez
Abogado