Abigail Mora Sanz Psicòloga General Sanitària i Forense Núm.Col. 16385

Las personas somos seres sociales por naturaleza. Esta necesidad de intercambio no solo se alza como una fuente maravillosa de bienestar, sino que, por el contrario, puede ser una fuente de problemas y malestar en la persona. No siempre que nos relacionamos con otros obtenemos beneficios del intercambio social, y es por ello que es importante que estemos muy atentos a la calidad de nuestras interacciones. Algunas de nuestras relaciones familiares, sociales o laborales pueden apagar nuestra vitalidad, generar estrés y malestar psicológico.  Es en estos casos en los que hablamos de relaciones tóxicas.

Vivimos en tiempos con un grado alto de toxicidad y eso nos ha habituado a escuchar con exceso este término y que a veces no sabemos conceptualizar el término «comportamiento tóxico». Las personas no presentan toxicidad alguna, no son tóxicas en sí.  Esta designación debe limitarse a las conductas manifiestas de cada individuo y por el efecto negativo de éstas sobre los demás. Son personas que, por sus rasgos de personalidad o su situación particular, ejercen conductas dañinas hacia los demás. Este tipo de personas y sus comportamientos acaban dañando a todos aquellos que se hallan en su entorno, especialmente a nivel emocional. Cuando en nuestro entorno habita una persona tóxica vivimos en constante amenaza

Diferentes estudios han demostrado que dichos comportamientos tóxicos se extienden a todas las áreas de nuestra sociedad, estando presentes en nuestras relaciones familiares, en nuestras amistades sociales y muy especialmente, en el ambiente laboral, donde la desconfianza, la competición, las envidias, la frustración y los daños personales atentan todo el bienestar sistémico de la organización. En los casos de relaciones tóxicas en un ambiente familiar, las repercusiones, el impacto y el desgaste son mayores debido al componente emocional y al vínculo de cercanía entre los miembros.

Características de las personas tóxicas

  1. Tienen una visión general pesimista y negativa. Viven en una queja continua.
  2. Son egocéntricas y viven centradas en ellas mismas.
  3. Carecen de empatía y en algunas ocasiones no son conscientes del daño que causan sus comportamientos en los demás.
  4. Ejercen un rol de víctimas con el objetivo de ser el centro de atención y obtener la aprobación de los demás.
  5. Son infelices y viven en una continua insatisfacción en general.
  6. No se responsabilizan de sus actos ni de las consecuencias de éstos.
  7. Tienen falta de inteligencia emocional, se frustran con facilidad, no gestionan bien las emociones, especialmente las relacionadas con la envidia, la ira, la frustración y la insatisfacción.
  8. Son envidiosas
  9. No se alegran por los logros de los demás y se sentirán incómodos con los éxitos de los demás.
  10. Son manipuladoras y logran hacer que la otra persona sienta que es su responsabilidad, hecho que acaba deteriorando la autoestima de los demás.
  11. Producen emociones negativas en el otro, causando un desgaste y una falta de energía en los otros que acaba consumiéndolos.
  12. Críticas frecuentes. Sus frustraciones e insatisfacciones contantes derivan en críticas constantes a todo lo que les rodea, infravalorando y anulando a las personas más cercanas, quedando de esta forma por encima de ellos.
  13.  Falta de metas en su vida, sin motivaciones ni planes de futuro, hecho que contribuye a que recurran a su rol de víctima.