
El Ayuntamiento de Granollers casi ha liquidado casi toda la población de cotorras argentinas de la ciudad. La población de cotorras, según ha informado el consistorio, ha pasado de 65 adultos censados en el año 2016 a los 6 actuales. «Este hecho ha permitido también reducir las molestias por ruido ocasionadas a la ciudadanía y el riesgo asociado a la presencia de nidos de gran tamaño a los árboles de parques y jardines», explican desde el Ayuntamiento de Granollers.
Desde hace dos años, el Ayuntamiento, a través del Servicio de Salud Pública, dispone de un programa de control y seguimiento de cotorras que ha permitido elaborar un censo y prevenir su aumento. La empresa externa con personal experto que se ocupa ha hecho un registro del lugar donde viven, de qué y dónde comen, donde descansan y sus movimientos más frecuentes, para prevenir que se reproduzcan más de la cuenta y capturar los adultos .
Estas capturas quieren evitar que se instalen en parques y jardines con grandes árboles, que son los escogidos para hacer nido, aunque también los pueden hacer en infraestructuras como antenas, torres eléctricas, etc. Los nidos pueden ser de gran tamaño y pesar hasta 100 kilos, con el peligro de seguridad que ello comporta. Todas las acciones de captura y manejo de los animales se hacen según la normativa vigente.
Desde este año, el programa de control y seguimiento de cotorras tiene el apoyo de control de plagas, de la Diputación de Barcelona. Esto permite abordar el problema en clave territorial con otros municipios afectados de la cuenca del Congost, como pueden ser Mollet, Canovelles, Les Franqueses o la Garriga. El objetivo es conseguir un mayor impacto en la reducción de ejemplares, teniendo en cuenta el movimiento de las cotorras a lo largo del río.
La llamada cotorra o cotorra argentina (Miopsitta monachus) es una especie invasora proveniente del continente americano que los últimos 20 años ha hecho una bioinvasión, es decir, que se ha detectado un incremento desmesurado en lugares que no son su hábitat natural. En nuestra ciudad, se han hecho habituales en parques y jardines, con los problemas que esto ocasiona de molestias a los ciudadanos y en salud pública (pueden ser transmisores de neumonías y otras enfermedades), daño a los ecosistemas y la economía.
Estas aves tienen una capacidad adaptativa muy superior al resto de especies de psitácidos o loros, lo que la hacen más invasora, por la capacidad de comer alimentos diferentes, la larga esperanza de vida -puede superar los 10 años-, o la cría en colonias de grupos numerosos que les permite defenderse mejor de los depredadores.
Aparte de las actuaciones sobre la población de cotorras, se ha establecido un protocolo continuo de atención ciudadana para resolver los problemas que puedan ocasionar.