
El Circuit de Barcelona-Catalunya, en Montmeló, que este fin de semana alberga las competiciones de Fórmula 1 es una autèntica máquina de quemar dinero: Según un reportaje publicado por el diario eldiario.es, la instalación deportiva suma pérdidas de 58 millones en los últimos siete años pese a la inyección constante de dinero público.
El último ejercicio en que el Circuit de Barcelona-Catalunya arrojó beneficios fue 2008. Desde entonces el circuito se ha instalado en los números rojos, que han ido creciendo desde 2013. Aquel año la instalación perdió 6,8 millones. En 2014, las pérdidas fueron de 7,1 millones, cifra que ascendió a los 8,3 en 2015 y a los 11,8 el año pasado. Esta última es una cifra provisional incluida en los presupuestos de la Generalitat. La razón principal de este déficit permante es precisamente el coste de la Fórmula 1. Según explicó recientemente el diario ARA el coste de traer la Fórmula 1 a Catalunya no ha bajado en los últimos años de los 22 millones de euros.
Frente a estos números, la Generalitat esgrime años tras año otros datos. Los del impacto del Circuit de Barcelona en la ocupación turística y hotelera – que aseguran que es superior a los 300 millones de euros-, el impacto sobre la marca Barcelona y también los puestos de trabajos que crean los grandes acontecimientos deportivos. Este fin de semana de Formula 1 se calcula que el Circuit ocupará unas 2.500 personas con contratos eventuales que concluirán en su mayoría el domingo. Buena parte de ellos es de vecinos de la comarca.
Pese a que este fin de semana el Circuit espera 170.000 personas, y otros grandes acontecimientos como el Gran Premio de Motociclismo también tienen audiencias enormes, en 2017, según eldiario.es, el 25% de los ingresos del Circuit de Catalunya provendrán no del público ni de las empresas privadas sino de administraciones públicas. La Generalitat contribuye con seis millones de euros, recaudados gracias a la tasa turística. Entre ayuntamientos y Diputación de Barcelona aportan cinco millones más. En 2016 y 2015, las aportaciones públicas ascendieron a diez millones de euros, mientras que en 2014 llegaron a los 14 millones.
Con todo, el sostén de ingresos públicos no fue suficiente para garantizar la viabilidad de la instalación los dos últimos años. La Generalitat tuvo que salir al rescate del Circuit a través de su sociedad dedicada, en teoría, a la promoción industrial, Avançsa, que asumió íntegramente ampliaciones de capital por valor de 2,5 millones en 2015 y de 7,5 millones en 2016.
Tras el rescate, la Generalitat aumentó su participación ya de origen mayoritaria en el circuito hasta el 76,4%. Por contra, el RACC, la redujo hasta el 15,7%. El Ayuntamiento de Montmeló conservó su 7,9% del accionariado.
El problema parece que lejos se solucionarse aumentará en los próximos años. El Ayuntamiento de Barcelona, que inyectará en la instalación vallesana, siete millones de euros en los próximos años tiene la intención de desligarse paulatinamente de Circuit en un plazo de tres años. En 2020 ya no habrá dinero del Ayuntamiento de Barcelona para el Circuit.