En estos días de fiesta me siento maltratado. Especialmente, en Catalunya. En casi todos los pueblos y ciudades insisten en representar una obra teatral “Els Pastorets” que no nos deja en muy buen lugar a los del gremio. Nos tratan de atrasados y un pelín tontos. Cuando nos vengan a ver, ya verán que las cosas no son como las pinta el tal Folch i Torras.
Ya les adelanto que estamos muy modernizados y hoy los castigos los ofrecemos a la carta. Tenemos, por ejemplo, una Sala de Televisión en la que encerramos a los intelectuales más sesudos.
La idea era que se pasaran la eternidad condenados a ver el “Sálvame” en sesión continua, pudiendo sólo comentar las ocurrencias de Jorge Javier y su tropa, pero nadie pensó en que aquí tenemos una muy mala recepción de la señal televisiva. El caso es que en la Sala de Televisión, únicamente se puede ver hoy “La 1”. Y el tiro nos ha salido por la culata ya que los intelectuales, se lo pasan pipa disertando sobre los últimos episodios de Isabel o criticando el sesgo de los Telediarios. Durante la Nochebuena disfrutaron todos como enanos con el especial Antología Desordenada dedicada a Joan Manuel Serrat. Era, incluso, ofensivo ver lo bien que se lo pasaban viendo al cantante del Poble Sec interpretando sus mejores temas junto a Ana belén, Miguel Ríos, Víctor Manuel, Sabina, el Gran Wyoming, Pablo Alborán, Estopa…Cabe decir que los más satisfechos eran los intelectuales de izquierdas, aunque los de derechas también se sumaron a la fiesta reconociendo que el espectáculo era de altura y que además demostraba que TVE hacía lo que debe hacer una televisión pública, ser la de todos, sin distingos ideológicos y territoriales.
En fin, como supondrán, para nosotros, tanta fraternidad y buen rollo supone un fracaso absoluto. Sólo les comento que aquello me hizo irme a la cama con mal sabor de boca y dolor de estómago –Aunque igual, esto último, fueron los polvorones-. “Si todo el mundo empieza a pensar que es mejor unir que separar, sumar que restar, no hay futuro para nuestro negocio”, me dije.
Afortunadamente, al día siguiente las cosas eran distintas. Nada más levantarme leí en algunos digitales que los espectadores se habían quejado por que Serrat cantó canciones en catalán junto a Pablo Alborán y los Estopa. Canciones que, por cierto, estaban subtituladas. Las informaciones están ilustradas con media docena de Tuits en que algunos energúmenos dicen pestes de esos dúos.
Mientras haya mentecatos – me digo satisfecho- hay esperanza. Y no lo comento por esa media docena de asilvestrados que se ofenden en las redes por el catalán, sino por esa prensa catalana que amplifica sus opiniones, con la intención de hacer creer que representan un sentir mayoritario. Da gusto ver que hay malvados dispuestos a crear problemas donde no los hay, a inventarse rechazos que no existen, a difundir su mensaje xenófobo de “Espanya no ens estima” incluso en Navidad. Con ellos tenemos futuro.