
Se acaba el año, se acaba,
porque todo lo que empieza
en algún momento acaba,
por cansancio o por pereza.
Se va el catorce y, el quince,
ya por la puerta acecha
diciendo: ¡soy la esperanza
de la jornada que empieza!
Triunfalismos a destajo;
temor por los de “Podemos”,
y un no aclararse de nadie
con los problemas internos.
Se acaba el año, se acaba,
y pinta bastos enero;
que los oros de grandeza
hace tiempo que se fueron.
Tocarán las campanadas
y brindará el pueblo entero
y después de la resaca,
vendrá la cuesta de enero
Una cuesta empinada
que con mis ripios presiento
que, pocos podrán subirla,
en el próximo año nuevo.
Francisco Barbachano