ALBERT SEGURA
El sector del mueble del Vallès Oriental sigue sin levantar cabeza. El que fuese uno de los principales motores económicos de la comarca ha visto como la crisis le ha pasado factura y ha tenido que reinventarse, en algunos casos obligando a empresas a bajar definitivamente la persiana y a otras a especializarse en la fabricación de productos a medida o de diseño. Por si eso fuera poco, el próximo 4 de diciembre abrirá sus puertas en Sabadell la tienda IKEA más grande de todo el Estado y la tercera del área metropolitana de Barcelona, un establecimiento que ofertará productos versátiles y muy económicos basados en la cultura cada vez más arraigada de la gran área comercial. Los productores de toda la vida reconocen que el aterrizaje de este nuevo establecimiento en la comarca vecina podría empeorar todavía más su situación, pero confían en mantenerse a flote gracias al trato personalizado y a la garantía de calidad que les caracteriza.
En 1996 aterrizaba en Catalunya un nuevo modelo de vender muebles, más barato y con el añadido, positivo o negativo, juzguen ustedes mismos, que el usuario debía poner a prueba su ingenio y sus dotes de bricolaje para construir una mesita, un armario o una cama. Dieciséis años después la firma cuenta con dos tiendas en el área metropolitana a las que se sumará a partir del 4 de diciembre el establecimiento de Sabadell, el más grande de todo el Estado, que con 40.000 metros cuadrados supondrá un nuevo competidor a tener en cuenta en el sector del mueble.
A nadie se le escapa que a las familias cada vez les cuesta más trabajo hacer las cuentas para determinar qué día podrán ir a hacer la compra, un ejemplo cotidiano de cómo racionalizar los ingresos mensuales con el que muchos se podrán sentir identificados. Con el fin de reducir los gastos innecesarios, cada vez se ha extendido más el planteamiento de escoger la opción más barata y consumir lo estrictamente necesario, renunciando en muchas ocasiones a la calidad duradera y anteponiendo la pura funcionalidad. A eso responde el producto made in IKEA.
“No se puede comparar, nuestros muebles presentan acabados de mucha calidad, no trabajamos con melanina, todo es chapa”. Así lo ve Elvira Ciurans, propietaria de la histórica fábrica Mobles Ciurans de La Garriga, fundada en 1925, y la primera del sector que se instaló en la localidad vallesana. Este valor es la principal carta con la que cuentan los productores de toda la vida de la comarca, que brindan un servicio que aseguran que ninguna gran superficie puede ofrecer al cliente. “IKEA no es competencia para nosotros, pero sí que es cierto que la crisis ha hecho que algunas personas hayan sacrificado la calidad”, reconoce. Asimismo, advierte que en los últimos años se han visto obligados a innovar y potenciar servicios adicionales como el transporte, el montaje, la oferta de colores o el diseño de nuevos catálogos.
El perfil del usuario también es un factor a tener en cuenta. “Una pareja de 25 años que marchan a vivir juntos irá a IKEA, pero cuando tengan 35 vendrán a comprarnos los muebles, que les durarán más tiempo”, apunta Jordi Pratdesaba, propietario de Mobles Pratdesaba, que considera que la llegada de IKEA a España ha servido para “crear una cultura del mueble” y generar en el consumidor la necesidad de “arreglarse la casa”. El fabricante afirma que la instalación de los suecos en Sabadell puede tener un efecto positivo porque se incrementará la competencia: “Lo que los compradores no encuentren allí lo vendrán a buscar a nuestras tiendas”, asegura. En esta misma línea se expresa el portavoz de IKEA Ibérica, Rodrigo Sánchez, quien considera que será beneficioso para el consumidor porque se trata de una oferta “complementaria” a otros formatos: “Todos tenemos que pensar en el usuario, que al final busca la oferta más amplia posible, y eso nos obliga a abaratar precios”, explica.
Hay quien ve esta competencia como algo injusto, como un margen de maniobra al que sí pueden entrar a jugar las grandes empresas, acorde con sus ingresos, pero que supone una situación casi implanteable para el pequeño y mediano productor y vendedor. “No podemos competir con ellos en el precio, pero sí en otros aspectos”, señala Antoni Castillo, administrador de Jofer Mobles, que confiesa que en los últimos dos años se han visto obligados a reducir la plantilla y potenciar la fabricación de muebles a medida, una adaptación que en parte provocó la llegada del gigante a Barcelona: “La llegada de IKEA nos afectó desde el inicio, y esta tercera implantación también, si abriesen una tienda aquí al lado, yo estaría temblando”, asegura.
EL PUNTO DE REFERENCIA DEL VALLÈS
La multinacional ya ha destacado su intención de convertir el establecimiento de Sabadell en el IKEA de referencia no sólo del Vallès, sino también de las comarcas de Girona y de la Catalunya Central. El dato es que la implantación supone la contratación directa de unas 500 personas que ya han empezado su proceso de formación, y generará otro centenar de puestos de trabajo indirectos.
Otro de los factores a considerar es el efecto llamada que tiene la firma. Desde que se conoció su implantación fueron varias las empresas que decidieron apuntar directamente a Sabadell y afincarse en un emplazamiento que se ha calificado como “estratégico”, en un punto donde confluyen las dos principales autopistas del país. “A nadie se le escapa que IKEA es una locomotora para cualquier desarrollo comercial porque somos un imán para la gente”, señala el portavoz de la empresa.
Conforama y Leroy Merlin fueron las primeras en aterrizar, algo que concentra la oferta más aún y puede convertir a la capital del Vallès Occidental en destino de peregrinaje del consumo de fin de semana. Ahora tan sólo queda esperar qué afectación tiene su puesta en marcha en el sector del mueble del Vallès Oriental, como si de un stress test se tratara, y comprobar cómo se adaptan los productores de toda la vida a una nueva situación en el peor contexto económico de las últimas décadas.
