Los coches modernos son cada vez más sensibles a la calidad del combustible, las condiciones de funcionamiento y el mantenimiento oportuno. Una de las unidades más vulnerables de los motores diésel y de algunos motores de gasolina es la válvula EGR, un sistema diseñado para reducir las emisiones de óxidos de nitrógeno nocivos. Pero con el tiempo, este elemento no sólo puede perder eficacia, sino también convertirse en una fuente de graves problemas.
Para los propietarios de Opel, especialmente de modelos populares como el Astra G en España, los problemas relacionados con el sistema EGR surgen con regularidad. Válvula EGR Opel Astra G a menudo falla ya en un kilometraje de alrededor de 100 000 km, especialmente si el coche fue utilizado en modo urbano. Los principales síntomas son la reducción de la tracción, sacudidas durante la aceleración, aumento del consumo de combustible y, por supuesto, la aparición de la señal Check Engine. Pero incluso sin una bombilla en el panel, el conductor puede sentir que el motor ha empezado a «ahogarse»: es la primera señal de alarma.

Las averías suelen deberse a depósitos de hollín y aceite en la propia válvula. El problema se agrava si el aceite y los filtros no se cambian con regularidad. Cuando la EGR está atascada en posición abierta, el motor aspira demasiados gases de escape y la mezcla de aire y combustible pierde las proporciones correctas. En cambio, cuando está cerrada, la válvula deja de cumplir su función ecológica, pero esto ya conlleva penalizaciones a la hora de pasar la ITV en España.
Dependiendo del estado y del presupuesto, hay dos formas de solucionar el problema: limpiar la válvula o sustituirla. En muchos casos, una simple limpieza puede hacer que el sistema vuelva a funcionar, sobre todo si la suciedad es moderada. Pero si la suciedad ya ha provocado daños mecánicos o pérdida de estanqueidad, es mejor sustituir la unidad de una vez. Las piezas originales no son baratas, pero en el mercado español hay análogos de calidad de fabricantes de eficacia probada.

Tras la reparación, es esencial restablecer el error en la memoria de la unidad de control y probar el comportamiento del motor en carretera. A veces, junto con la EGR, fallan otros elementos del sistema de admisión, como los sensores de presión o la válvula del colector de admisión, que también deben comprobarse.
La prevención siempre es más barata que la reparación. Para prolongar la vida útil de la válvula EGR, intente salir a la autopista al menos una vez a la semana: conducir a altas revoluciones durante largos periodos de tiempo ayuda a quemar el hollín. Utilice combustible de calidad y cambie los filtros de aire con regularidad. Y ante los primeros síntomas de pérdida de potencia, no demores el diagnóstico: te ahorrará tiempo y dinero.