Un ladrón ha aceptado una pena de 18 años de prisión por haber entrado a robar en una casa en Cerdanyola del Vallès en enero de 2021 y haberle prendido fuego sabiendo que dentro había una pareja durmiendo que podía morir en el incendio.

En la sección segunda de la Audiencia de Barcelona se ha celebrado este martes el juicio contra el hombre, que ha admitido todos los hechos y ha aceptado los delitos de robo con fuerza en casa habitada y de incendio con peligro para la vida, en concurso con dos intentos de asesinato.

Al final del juicio, la Fiscalía, que inicialmente solicitaba 22 años de cárcel, ha rebajado la petición de condena a 18 años, una indemnización de más de 115.000 euros al seguro de la casa por los daños ocasionados y otra indemnización de 12.000 euros por los objetos robados y los daños materiales y morales a la pareja.

El ministerio público ha rebajado ligeramente la pena solicitada en su escrito por el atenuante de alteración psíquica del procesado, después de que el hombre admitiera tener un problema con las drogas y un trastorno de personalidad.

La Fiscalía también solicita que en los siguientes seis años a la pena impuesta el procesado no pueda acercarse a menos de 1.000 metros de las víctimas ni comunicarse con ellas a través de ningún medio, además de libertad vigilada durante los 10 años posteriores a la pena impuesta.

El hombre, con otras tres condenas por robos en casas en 2016, 2018 y 2020, se ha confesado culpable de, en enero de 2021, haber entrado a robar en una casa de Cerdanyola del Vallès donde vivían una mujer y un hombre, este último Mosso d’Esquadra.

Según ha confesado, tras robar dinero en efectivo, un patinete, unas llaves de moto, un portátil y otros objetos de valor, le prendió fuego a la casa sabiendo que había una pareja durmiendo dentro esa noche.

En su declaración como víctima del incendio, el mosso d’esquadra ha asegurado que uno de los bomberos que les socorrieron les informó de que “seguramente hubieran muerto por el humo” si no fuera porque su pareja se despertó para tomarse una pastilla esa madrugada y pudo advertir el humo, lo que les permitió a ambos salir del domicilio.

También ha añadido que desde entonces tanto su pareja como su hijo no quieren volver a vivir allí y se han tenido que mudar porque padecen secuelas psicológicas debidas al episodio traumático por el que pasaron.