Con mis ripios de verano
les deseo amigos míos
que esas vacaciones sean
sólo un alto en el camino;
un reencuentro con la paz
el relax y el buen sentido.
Que recarguen bien las pilas
para seguir adelante;
que el final de vacaciones
sea feliz y loable;
para emprender nuevamente
el cotidiano viaje.
Si con ripios yo pudiera
eternizar mis deseos,
ese verano sería
de placer y dicha eterno:
déjenme soñar amigos
siquiera por un momento.
Cuando vuelva en septiembre
con mis ripios cada viernes,
quiero hallarles bien contentos
y felices nuevamente;
que se cumplan sus deseos
con salud, amor y dinero.
Francisco Barbachano