Decía una abuela mía
de sabiduría innata
que nadie se bautizaba
si padrinos no tenía;
y lo decía con sorna,
que es lo mismo que ironía.
A fé que a mi buena abuela,
la razón no le faltaba
ya que así nació el enchufe
del protegido de marras;
que a base del amiguismo
el andoba se instalaba.
Ha llovida, por supuesto,
pues mi abuela ya descansa
pero en el mundo, el dedo,
sigue haciendo sus estragos;
pues no faltan amiguetes
para crear enchufados.
Lo más triste de esa historia
y de ese real mandato,
es que el menda protegido
se vanagloria del trato;
sin pensar que se ha cargado,
la ilusión de un candidato.
Francisco Barbachano