Francisco Barbachano
Cuando se está en la edad 
de si no fuera por eso,
uno se empieza a dar cuenta
de que se está haciendo viejo.
Algo que es inevitable,
guste más, o guste menos.

Si un amigo te saluda
y si es amigo es sincero,
te dice no lo parece
aparentas muchos menos;
años, quiero decir,
pese a saber que los tengo.

Ese cumplido te halaga
y al mirarte al espejo 
observas pocas arrugas,
que no detectan tus huesos;
pero a pesar de todo,
te sientes harto contento.

No hay que perder la ilusión
ni temer envejecer.
Eso es fácil de decir
y a veces difícil de hacer;
pero esforzarse en hacerlo,
produce un gran placer.

Francisco Barbachano