Francisco Barbachano
Para que jueguen los niños
dadles juegos y esperanzas
y alejarles de por vida
de la agresión de las armas;
que el ser hábil disparando
es recorrido que mata.

Alentemos a los hijos 
a retos de noble casta
que sirvan de bien al mundo
 y no sean una lacra;
que estimulen los espíritus
y les enriquezca el alma.

Que de por si encontrarán 
en el mundo mucha farsa
sin precisar de violencia
engendradas en su casa;
practicándose en manejos
de las destructivas armas.

¿Como se puede entender
que haya menores que matan
tan sólo por el placer
de disparar unas armas
y acabar en tiro al blanco,
con criaturas humanas?

Francisco Barbachano