El ciprés es confidente
de tantas cosas eternas
que es esclavo del silencio
callando las confidencias
y los amantes su sombra,
veneran bajo la tierra.
Que bajo su tronco viejo
y su sombra de gigante
se consumen las Julietas
y los Romeos amantes,
fundiendo sus esqueletos
para volver a engendrarse.
Nadie como el ciprés
sabe de amores frustrados,
que hasta tiene en sus raíces
corazones maltratados;
que las hieren y envejecen
sin que puedan evitarlo.
El ciprés es confidente
de tantas eternidades
que su sombra es imponente,
puntiaguda y alargada,
para que llegue hasta el cielo
la amargura de su sabia.
Francisco Barbachano