Será que los años pasan
dejando huella en la vida,
que recordamos cada instante
y cada hora vivida;
los años de juventud
entre penas y alegrías.
Sucede algunas veces
cuando menos lo imaginas,
que aparecen en tu mente
viejas historias dormidas;
que creías olvidadas
pero siguen estando vivas.
Y de pronto, no sabes cómo,
sientes el recorrido
al deslizarse una lágrima
por tu rostro envejecida;
lágrima de nostalgia
de aquellos años vividos.
Son nostalgias de un pasado
de adolescencia perdida;
son recuerdos imborrables
de unos años de tu vida
que se llevan en el alma,
hasta que Dios nos la quita.
Francisco Barbachano