No lo puedo remediar
que es superior a mis fuerzas;
y así acuden a mi mente
cuando llega Navidad
aquellas pequeñas cosas
que recordaba Serrat.
Tradiciones que incentivan
al ser humano a la paz
con gestos que por fraternos
unen a la humanidad;
santo y seña qué, en diciembre,
nos hace reflexionar.
Treguas y buenas acciones
sin a nadie discriminar.
lástima que dura poco
esa buena voluntad.
Son estas pequeñas
cosas que dan la felicidad.
Y aunque sea a media voz
permítanme pregonar,
el mejor de mis deseos
con toda cordialidad.
Mis ripios piden que, el odio,
se torne felicidad.
Francisco Barbachano