En la vida siempre llega
nuestra amiga soledad
y hay que ponerle barreras
y no dejarla pasar;
que se anticipa al evento
de forma muy singular.

Cuando llegan los cuarenta
uno se ha de preparar
y comprender que cincuenta
muy pronto le llegaran;
que ello és síntoma añejo
de la vejez que vendrá.

Cuando apuntan los cincuenta
hay que buscarse placeres
y al llegar a los cincuenta,
tener clara la vejez;
que, aún tarde muchos años,
siempre nos va a sorprender.

Créanme y desconfíen 
rechacen la soledad;
no les importe que critiquen
sus locuras por la edad:
amen si el amor les llama;
pero amen de verdad.

Francisco Barbachano