En la vida siempre llega nuestra amiga soledad y hay que ponerle barreras y no dejarla pasar; que se anticipa al evento de forma muy singular. Cuando llegan los cuarenta uno se ha de preparar y comprender que cincuenta muy pronto le llegaran; que ello és síntoma añejo de la vejez que vendrá. Cuando apuntan los cincuenta hay que buscarse placeres y al llegar a los cincuenta, tener clara la vejez; que, aún tarde muchos años, siempre nos va a sorprender. Créanme y desconfíen rechacen la soledad; no les importe que critiquen sus locuras por la edad: amen si el amor les llama; pero amen de verdad. Francisco Barbachano