Entiendo la gran pasión
del político de casta,
sabiendo leer consignas
entre líneas y palabras;
cosas que, al profano,
casi siempre se le escapan.
En época de elecciones
su jerga tiene semblanza,
sea partido de izquierdas
o de derechas, que basta
escuchar con atención,
la brillantez de su labia.
Todos prometen lo mismo
y hasta juran, si hace falta:
bajada de los impuestos,
una hacienda más barata,
una sanidad modélica
y las pensiones en alza.
Y es que la política, amigos,
no tiene corazón ni entraña;
lo que cuenta es el poder
y lo demás son bobadas.
Hay algunas excepciones,
muy difíciles de encontrarlas.
Francisco Barbachano