Era caminante y poeta
que errante iba con sus versos,
caminando sin descanso
por caminos y senderos;
buscando un poco de paz
de bienestar y sosiego.
Iba por caminos de abundancia
y por caminos austeros,
llevando su inspiración
por eterno compañero.
En las alforjas un bloc,
una pluma, y un tintero.
Los árboles le daban sombra
y los pájaros sus trinos,
y para calmar su sed
bebía agua de los ríos;
durmiendo bajo el manto
de cien luceros cautivos.
Caminante sin fronteras
iba por los caminos
sin puntos cardinales
solitario y sin amigos.
Era la ruta del poeta,
con sus versos por testigo.
Francisco Barbachano