No hay guerra que por bien venga
por más que los demagogos
vean ciertas ventajas
ante sus hazañas bélicas;
que las guerras son nefastas,
se mire como se quiera.
Invaden los territorios
y acaban con sus haciendas.
Matan a hombres y mujeres
y les quitan sus cosechas;
el trabajo de una vida,
sin moral y sin conciencia.
Me duele tanta miseria
y esos niños sin amor
huérfanos de padre y madre
que sin rumbo y sin timón,
van todos a la deriva
sin el más mínimo calor.
Qué ironía la del mundo
llamar civilización
a esos padres de la guerra
que engendran tanto terror.
Que canallada más grande,
llamarles así, Señor!
Francisco Barbachano