El ciprés es confidente de tantas cosas eternas que es esclavo del silencio callando las confidencias y los amantes su sombra, veneran bajo la tierra. Que bajo su tronco viejo y su sombra de gigante se consumen las Julietas y los Romeos amantes, fundiendo sus esqueletos para volver a engendrarse. Nadie como el ciprés sabe de amores frustrados, que hasta tiene en sus raíces corazones maltratados; que las hieren y envejecen sin que puedan evitarlo. El ciprés es confidente de tantas eternidades que su sombra es imponente, puntiaguda y alargada, para que llegue hasta el cielo la amargura de su sabia. Francisco Barbachano