El Servei Català de Trànsit ha anunciado que utilizará drones para controlar puntos viales conflictivos de la AP-7. La primera misión, según han indicado, estará en al enlace de la C-60 / AP-7 para analizar el origen de la perturbación de la Roca en el retorno de los domingos y también en la B-23 y AP-7 para controlar las infracciones de incorporación, que son un riesgo para la seguridad vial y ocasionan retenciones.

Los drones servirán para controlar la movilidad, seran complementarios a los helicópteros y medios terrestres del Servei Català de Trànsit, y la idea es que más adelante sirvan también para multar.

En relación al tramo de la AP-7 que pasa por el Vallès, Trànsit también destaca la instalación en los retornos de fin de semana de los 70 kilómetros de carriles adicionales en la AP-7 norte (Montornès del Vallès y Sant Celoni) y sur (Vilafranca del Penedès y el Papiol) para dotar de más capacidad la vía. Esta medida ya se aplica y se ha adelantado en el calendario, ya que se empezaban a instalar en torno a Semana Santa pero este año ya hace algún fin de semana que se han abierto.

La movilidad ha aumentado por término medio un 26% en esta autopista desde que se liberaron los peajes, en agosto del 2021, y la circulación de camiones ha incrementado un 36%. En tres tramos (Bellaterra / C-58, C-59 / Mollet i Mollet / Montmeló), el tráfico ha bajado por la desviación de la circulación hacia otras vías liberadas, como puede ser la C-33, pero la tendencia general es de aumento.

Los accidentes también han incrementado en la AP-7. La autopista registró el 2019 503 accidentes con víctimas, 32 de los cuales con personas muertas o heridos graves, mientras que en el 2022 estos siniestros aumentaron hasta los 647, 55 de los cuales con muertos o heridos graves. En el 2019, 15 personas murieron en accidentes en la AP-7 y 19 más resultaron heridas de gravedad, mientras que el año pasado las víctimas mortales fueron 24 y los heridos graves, 52.