Por todos sus poros derrochaba amor y no le comprendían ni oían su voz; que era un loco triste la gente decía. Como la miseria de su poesía, en un papel blanco narraba su vida entre versos libres y versos en rima. Sentimiento puro que día tras día, nutria su alma con su poesía; mostrándole al mundo lo que él sentía. Era un pobre loco; un paria indefenso. Por arma, una pluma: su víctima, un cuaderno donde se ensañaba con sus sentimientos. Francisco Barbachano